Un mundo feliz, Aldous Huxley: Sexo, drogas y Shakespeare
Entre todas las distopías jamás escritas, sólo dos han entrado en nuestro imaginario colectivo: 1984, de George Orwell, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Ambas presentan versiones oscuras, aunque muy distintas, de un futuro retorcido que amenaza con convertirse en presente. La obra más conocida de Huxley nació temerosa del auge nacionalista y del avance científico en una sociedad de entretenimiento masivo que se asomaba a la Segunda Guerra Mundial. Si hoy hablamos de propaganda, vigilancia, desinformación, y revisionismo histórico como Orwellianos, quizá debiéramos aceptar el hedonismo, la pasividad, el egoísmo, y la irrelevancia cultural como Huxleístas. Y reflexionar que, en nuestro presente, el soma y la hipnopedia son tan poderosas como el Gran Hermano.
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