El grimdark es un enfoque oscuro y cínico de la fantasía: es enviar al barro a los espléndidos y míticos héroes del género para convertirlos en seres imperfectos, humanos. El protagonista de nuestra entrevista es conocido como «Lord Grimdark», apodo que ha convertido en su nick de Twitter. Hablamos de Joe Abercrombie (Lancaster, 1974), uno de los grandes escritores del género fantástico en la actualidad. No es broma. Nada en su obra lo es, pese a su ácido sentido del humor.

Cualquier aficionado al género sitúa a Abercrombie en la lista de los autores contemporáneos más populares, a la altura de Brandon Sanderson, George R. R. Martin, Patrick Rothfuss, Steven Erikson, Robin Hobb, Naomi Novik… Su marcada perspectiva de la fantasía y la fuerza de su prosa han hecho que sus obras dentro del Círculo del Mundo de La Primera Ley (2006-2008, publicada en castellano por Alianza Editorial) o La Era de la Locura (2019-2021; en castellano en Alianza), así como la Trilogía del Mar Quebrado (2014-2015; de nuevo en Alianza), lo hayan convertido en uno de los escritores más celebrados del género.

Durante el pasado Celsius 232, Fabulantes, en colaboración con Nacho Pagán del podcast Desde las historias, y por medio de la organización del evento, tuvo la oportunidad de charlar con el escritor, un ya habitual del Festival. Les damos las gracias.

Las fotografías han sido realizadas por Elsbeth Silsby. Queremos agradecer la participación de Nacho Pagán, así como la traducción de la presente entrevista

Fabulantes: Eres conocido como «Lord Grimdark»…

Joe Abercrombie: [Se queda pensativo].

F.: ¿Cómo percibes la evolución del grimdark, este género que ya prácticamente la gente asocia contigo?

J. A.: Uf, la verdad es que encuentro el tema un tanto difícil de explicar. Cuando empecé a escribir, nadie lo usaba, no existía el término grimdark. Yo pensaba en ello como fantasía épica, pero con un enfoque más cínico, oscuro y avaricioso, influido en gran medida por Canción de hielo y fuego, diría yo. También está la influencia de James Ellroy y su L. A. Confidential (1990), y algunos western revisionistas como Lonesome Dove, de Larry McMurtry (recientemente publicado en la colección Frontera de Valdemar) y demás.

F.: Sin Perdón (Unforgiven, Clint Eastwood, 1992)…

J. A.: Sí, exacto. Películas de ese estilo. Básicamente quería escribir fantasía que fuese… malota, impredecible, sorprendente y, sobre todo, honesta. Todas esas cosas, ¡y divertida también! Y con muchos giros de guión a su vez. Es sorprendente cómo, durante esa época en la que estaba escribiendo, la fantasía se había empezado a volver predecible.

F.: ¿Y qué me dices del hopepunk (subgénero que se contrapone a la desesperanza del grimdark)?

J. A.: Sí… el hopepunk… Verás, es que ni siquiera creo que el grimdark exista en sí. [Risas] Creo que es un término que existirá mientras haya gente que lo use. Cuando surgió el concepto, de hecho, la gente empezó a usarlo a modo de broma. Se usaba para describir ese tipo de ficción que era… ridícula y como «por encima» de las demás y, por tanto, estúpida, ¿sabes? La gente decía «Abercrombie es grimdark pero Canción de hielo y fuego no porque es buena».

F.: ¿En serio?

J. A.: Sí, se usaba para describir algo que era malo. Decían que no tenía sentido y que era prepotente.

F.: Es curioso, yo no lo percibí así la primera vez que oí hablar de ello. Pensaba que era una forma no irónica de decir que algo era el doble de oscuro de lo normal. Como si alguien dijera «Si crees que Canción de hielo y fuego es oscura, tienes que leer a este tío».

J. A.: Huh. Sí, supongo, pero… esa nunca fue la intención, ¿sabes? Creo que a día de hoy la gente lo usa de forma que le sea conveniente en sus argumentos cuando tiene una discusión. Dirán que «el grimdark es muy violento y no es nada divertido», y luego pondrán un ejemplo de algo que no se parece en nada a lo que yo escribo.

Dicho esto, el hopepunk… Para mí es una categoría que en realidad no existe, ya que es una reacción a algo que en mi mente tampoco existe. Si a un lector le ayuda que un título o un subgénero coincida con un libro que le gusta mucho, entonces genial, que sirva ese propósito. Más allá de eso… creo que es una tontería, ¿sabes? [Risas]

Creo que no hace falta que cojamos todos un estandarte y lo pongamos al frente de un movimiento basado en un subgénero. Creo que las cosas salen mejor cuando un autor escribe sobre aquello que le interesa. Si quiere escribir sobre algo más esperanzador, emocionante y heroico, adelante con ello.

F.: Es casi una antítesis, ¿no? Mezclar hope (esperanza) y punk en el mismo término, ¿no crees?

J. A.: Sí, bueno, supongo que se trata de la moda de ponerle el sufijo –punk a cualquier cosa. [Risas].

F.: Como en Sombra y Hueso (serie de Netflix), que ahora a ese género se le denomina Tsar-punk, por aquello de que está ambientado en una nación inspirada en Rusia…

The Devils, su próxima trilogía

Después de la publicación de La Era de la Locura (Un poco de odio, El problema de la paz y La sabiduría de las multitudes), Abercrombie ha decidido dejar descansar el mundo que ha consolidado a través de dos décadas de trabajo y ha decidido embarcarse en The Devils, una obra de fantasía urbana oscura.

F.: Ahora estás trabajando en una nueva obra llamada The Devils y estás tratando con nuevas criaturas mágicas, como vampiros, demonios y demás. ¿Qué tal estás llevando el lidiar con esa área de la ficción?

J. A.: Como todo lo demás, no demasiado en serio [risas]. Quería escribir algo que fuese un poco más entretenido y divertido que otra cosa. Pero claro, nunca es divertido cuando se trata de sentarse a escribirlo. O sea, lo es durante los dos primeros capítulos y a partir de ahí se convierte en trabajo. Planeo que sea muy pretencioso. Va a ser visceral y bestial, pero también divertido y estúpido. Tiene estos personajes disparatados que desbordan la realidad y que hacen o se dicen cosas muy absurdas.

F.: Entonces ¿tus vampiros sólo brillarán si se les prende fuego?

J. A.: Oh, el vampiro no hace mucho. Es muy vago y está simplemente pululando por ahí. Además, empieza siendo muy viejo, rondando los 90 años, y tiene que empezar a consumir sangre, así que empieza con un bastón y va haciéndose cada vez más joven y fabuloso hasta que acaba convirtiéndose en este personaje tan maravilloso que es. Tienes que leerlo para saber qué le pasa, claro está.

F.: Buah, no puedo esperar.

J. A.: Va a ser brillante, ¡cuando esté escrito! [Risas] Todavía tengo que escribirlo.

Ni siquiera creo que el grimdark exista en sí. Creo que es un término que existirá mientras haya gente que lo use

Los sistemas de magia

Actualmente, autores como Brandon Sanderson son conocidos por sus complejos sistemas de magia, como los mostrados en Nacidos de la Bruma. Como contraste, la magia en la obra de Abercrombie carece de sistema y es mucho más misteriosa. Si la magia de Sanderson se puede estudiar como una asignatura, la magia de Abercrombie está llena de trucos y misterios.

F.: Con tus últimas noticias y declaraciones nos hemos percatado de que estás empezando a usar unos sistemas de magia más complejos y elaborados con respecto a La Primera Ley. ¿Vas a seguir por esta línea o planeas seguir manteniendo ese misterio… bayazesco?

J. A.: Supongo que todo lo que he escrito hasta ahora se ha mantenido a un nivel más bien bajo con respecto a la magia. Hay magia, pero poca, aunque cada vez hay más conforme sigo escribiendo. Así que sí, estoy intentando escribir algo que tenga un poco más de… magia superior, algo con muchos más monstruos, mutantes, nigromantes y otras criaturas sin sentido. Pero en el tema de la magia no creo que me acerque siquiera a algo como un «sistema». Todo es caos, es más bien un follón, prácticamente un desastre. Es ese dicho que dice que «el Papa tiene monstruos guardados para que resuelvan los problemas que los santos no pueden manejar» [Risas].

F.: A ti te gusta el rol, pero ¿crees que los sistemas de magia complejos –como los de Brandon Sanderson, por ejemplo– matan el misterio o arruinan la esencia de la historia que se quiere contar?

J. A.: Creo que no hay ninguna respuesta correcta para este tipo de preguntas, del mismo modo que no se puede decir que «el grimdark es la forma adecuada de escribir» o «el hopepunk es el camino».

Los sistemas de magia son fascinantes. Hay algo atractivo en estos sistemas tan rígidos y estrictos con los que puedes extrapolar todos estos giros inesperados y emoción. La gente empieza a entender cómo funcionan y se llevan muchas sorpresas y puede ser un buen lienzo sobre el que empezar a escribir.

En mi caso, siempre me he sentido más atraído por esa clase de magia que es salvaje, desconocida, indomable, caótica y menos asemejada a la ciencia. Me gusta mucho la magia misteriosa, confusa y sorprendente. Pero sí, puede haber hueco para ambas formas de la magia del mismo modo que lo hay para el cinismo y el optimismo en mis historias. Necesitas ambos para que la historia funcione y tiene que haber un equilibrio.

Y también creo que ese equilibrio es crucial incluso si eres un autor que bien adopta este enfoque o el otro para contar tu historia. Si el grimdark es interesante es porque la fantasía se ha vuelto muy heroica, muy reluciente, moralmente pura y predecible. Es entonces cuando aparece este subgénero y resulta ser una sorpresa. Es el antídoto para lo que estás acostumbrado.

Pero si todo es grimdark, entonces deja de ser algo interesante o fascinante o rebelde y simplemente se convierte en lo de siempre. Se acaba volviendo una rutina y, al fin y al cabo, la variedad es lo que enriquece la vida. Creo que, con el paso del tiempo, el péndulo siempre oscilará de un lado a otro y llegará un momento en el que la gente diga «uff, hay demasiado grimdark», pero aun así… Tolkien sigue en nuestras estanterías, ¿entiendes? Igual que Sanderson o Rothfuss, todos estos grandes autores que no escriben grimdark. Creo que siempre habrá un hueco para todos estos estilos en la ficción, y eso es lo que hace de la fantasía un género muy sano.

No os confundáis: parece serio, pero Lord Grimdark rebosa sentido del humor…

Sobre lecturas, videojuegos e inspiraciones

Abercrombie cumple años el treinta y uno de diciembre. En su web realiza un repaso por el último año donde incluye las películas, series, libros, videojuegos… que le han gustado. Este repaso es una mezcla de su ecléctico sentido del gusto y sirve para rastrear las semillas de su proyecto.

F.: Una vez dijiste que a día de hoy no consumes fantasía, sino que más bien prefieres leer western, policíaca, histórica, o incluso videojuegos, que se acerca más incluso a las nuevas generaciones.

J. A.: ¡Eh, llevo jugando a videojuegos desde que tenía…! Desde que tení… Tú y yo tenemos la misma edad, ¿no? ¿Más o menos? [Risas]

F.: Somos del 91 y del 94…

J. A.: [Derrotado] Sólo son veinte años de diferencia… [Risas]

Sí, llevo años jugando a videojuegos muchos años ya. Mi generación fue la primera que se crió con Asteroids o Pac-Man. De pronto llegaron las consolas y aparecieron obras como Final Fantasy, God of War… Todavía juego y recientemente he disfrutado mucho con Elden Ring. Aparte de eso, creo que siempre he leído con mucha variedad. Leí mucha fantasía cuando era pequeño, me fascinaba El Señor de los Anillos, las crónicas de la Dragonlance, David Eddings y toda esta fantasía heroica clásica…

Siempre me he sentido más atraído por esa clase de magia que es salvaje, desconocida, indomable, caótica y menos asemejada a la ciencia. Me gusta mucho la magia misteriosa, confusa y sorprendente

F.: Raistlin de Dragonlance…

J. A.: Sí, exacto. Y ya después de eso sí que he leído mucho western y ficción en general, clásicos de la literatura y… creo que entonces empecé a preguntarme por qué los autores de fantasía no escribían historias centrándose en los personajes, ni historias cínicas, oscuras y demás. O sea, quiero decir, sí que lo hacían, está también Conan y El Ratonero Gris y todo ese revisionismo de la espada y brujería, pero no eran las obras a las que yo por aquel entonces estaba expuesto. Así que supongo que quería traer un poco de esa esencia al género.

Siempre me ha resultado más intrigante que… Bueno, en general nunca he entendido la idea de que para conseguir algo original tienes que eliminar todo lo que se ha hecho hasta la fecha. Lees todo lo que se ha escrito y, entonces, lo que no se ha escrito, ahí es donde puedes empezar a crear contenido.

F.: «¿Qué pasó con los orcos tras la caída de Sauron?». ¿No?

J. A.: Sí, exacto. Creo que se volvieron humanos [Risas] [1]

F.: Oh, suena a idea para una novela.

J. A.: ¡Sí, definitivamente! Aunque creo que puede haber ahí algún que otro problema de copyright. Tristemente. [Risas]

F.: Tras la lectura de la Trilogía del Mar Quebrado, tenemos una pregunta muy concreta. El báculo élfico del Padre Yarvi. ¿Eso qué es? Porque pensaba que era un báculo normal y corriente pero después de que lo usara, empecé a pensar… ¿es un francotirador o algo?

J. A.: [Se ríe] Sí, básicamente un rifle o algo por el estilo [2]. Por lo general intento no ser demasiado específico con esos detalles porque, si no, se cargan toda la magia. Siempre quieres dejar algo de misterio e intriga en el texto, pero vamos, que son armas de fuego [Risas].

F.: Al final se percibe en los detalles. La radioactividad de Strokom, las pastillas de yodo, el suceso apocalíptico al que llaman la Ruptura de la Diosa…

J. A.: Totalmente. Cuando era pequeño, leí la saga de libros de John Christopher [3] llamada La Espada de los Espíritus. Este autor ambientó la historia en una especie de Gran Bretaña medieval que tenía unos monstruos muy raros y luego se vuelve bastante claro que se trata de un futuro en el que ha habido un apocalipsis, y hay guardianes y tecnología prohibida… El caso es que robé la idea de esa historia que leí de pequeño, básicamente.

F.: Bueno, pero a día de hoy todo está inventado.

J. A.: ¡Exacto! Es casi imposible crear algo completamente nuevo a día de hoy. Nunca eliminarás, como he dicho antes, todo lo que se ha hecho y crear algo a partir de esa nada. Es mejor a día de hoy coger algo que ya existe y darle tu enfoque y punto de vista a las cosas que te apasionan.

F.: No es «robar», es «inspirarse en».

 J. A.: ¡Es un homenaje!

F.: David Bowie decía algo así como que para ser un buen artista, tienes que saber a quién robar.

J. A.: Sí, sí, la verdad es que es un muy buen consejo.

F.: Como ya hemos hablado, te gustan los videojuegos. ¿Te gustaría escribir algún videojuego, como ha hecho George R. R. Martin con Elden Ring [4]?

J. A.: Sí, supongo que sí. Imagino que dependerá de cuáles son las condiciones del encargo. Escribir un videojuego podría traducirse en un tío escribiendo líneas y líneas de diálogo en una habitación acalorada más allá de medianoche, o describiendo una armadura que les sirva. O escribir un videojuego podría ser también trabajar en la totalidad del argumento y elaborar toda la esencia del juego.

Es una industria algo rara en ese aspecto, aunque originalmente no se la considerase una industria de gran estatus. Así que supongo que dependería de cuál es la tarea, de la gente y de las condiciones. Sí que me lo han pedido en alguna que otra ocasión, aunque sin ahondar en detalles. «Oye, estamos haciendo un videojuego y nos encantaría que te involucraras en el proyecto», pero la verdad es que hasta hoy no he tenido mucho tiempo para ello. Pero no diría que no.

La riqueza del fantástico

El panorama fantástico lleva años viviendo una revolución. Ya no sólo habla de heroicas comunidades destinadas a enfrentarse al Mal, sino que hay una amplia variedad de personajes e historias dentro del gran margen de la creación. Durante el último bloque de preguntas, aprovechamos para explorar su visión de la fantasía y la literatura. Hablar de ello nos permitió que Abercrombie continuase explorando su trabajo con nosotros, de un modo cercano y siempre afable.

F.: Después de tantos años escribiendo dentro del fantástico, ¿qué es el género para ti?

J. A.: ¿Qué es? Hum… Creo que es una muy buena pregunta. Creo que es muchas cosas a la vez. Es un gran espectro, a día de hoy mucho más que nunca. Supongo que cuando era pequeño la fantasía era Tolkien. Eran elfos, espadas y magos, y caballeros, y hasta cierto punto aún sigue siéndolo.

Creo que todavía hay sitio para más fantasía de este tipo, más clásica. Sin Perdón funciona porque coge todos esos elementos clásicos del western y los usa de una manera distinta. Eso es lo que lo hace tan emocionante. Son cosas que ya has visto antes pero no es igual. Por eso creo que la originalidad está un pelín sobrevalorada como concepto.

Pero al mismo tiempo lo mejor de la fantasía es que te encuentras a gente como Tamsyn Muir y obras como Gideon La Novena (2019, Nova, 2021), que es algo tan nuevo y tan atípico que puedes admirar su diseño cuando lo lees. Y luego te encuentras a autores como Sanderson, que maneja un diseño relativamente más tradicional pero a su modo y teniendo éxito con ello. Creo que es genial y muy sano que el género tenga todo ese rango de variedad.

Es casi imposible crear algo completamente nuevo a día de hoy. Es mejor a día de hoy coger algo que ya existe y darle tu enfoque y punto de vista a las cosas que te apasionan.

F.: Si se destruyeran todas las obras de fantasía menos una, ¿con cuál te quedarías? Que no fuese tuya.

J. A.: ¡Argh! ¡Ahí está la pregunta importante! Hmm… Bueno, realmente elegiría El Señor de los Anillos, por encima de las demás obras. A día de hoy sigue teniendo mucha relevancia para mí. Juego de Tronos también es muy relevante para mí, lo cual creo que es un poco obvio a día de hoy, pero aquella fue una gran obra para mí y me hizo ver la fantasía con otros ojos. De Michael Moorcock, Elric… también fue un libro importante para mí. Las obras de Ursula K. Le Guin, por supuesto. Muchas son obvias en verdad.

F.: ¿Y de las tuyas? ¿Cuál salvarías?

J. A.: Uuuuhh… Es como preguntar cuál es tu hijo favorito, a lo cual se suele responder con el que menos por saco te esté dando en el momento de la pregunta. Me gustan todos mis libros por diferentes razones, no hay ninguno especialmente que me haya decepcionado. Quiero decir, los odio a todos cuando los estoy escribiendo [risas]. Ahora mismo odio el que estoy escribiendo porque es un problema que tengo que resolver, ¿sabes? Pero el resto son problemas que ya se han solucionado. Creo que elegiría Los Héroes porque es un libro que funciona muy bien y que explota mejor su temática, y además es muy interesante en la forma en la que está escrito, probablemente. Creo que es el que mejor se ha adaptado a mis herramientas y recursos, ¿sabes? Antes dije que la originalidad no es importante pero creo que este es el más original que he escrito.

F.: Mirando atrás en tu carrera…

J. A.: [Risas] ¡Bueno, más bien mientras comienzo mi carrera, querrás decir! ¡Apenas acabo de empezar!

F.: ¿Qué le recomendarías no hacer a un autor que está empezando? Según tu experiencia.

J. A.: ¿Qué no hacer?

F.: Y que a lo mejor tú hayas hecho en el pasado.

J. A.: Supongo que el consejo más obvio sería «no dejes tu otro trabajo». Sobre todo al principio y tan directamente. Creo que muy pocos escritores se llegan a ganar la vida con lo que hacen. Muchos consiguen vivir de ello durante un año o dos y luego es una lucha constante, así que creo que es mejor verlo como un hobby que algún día podría convertirse en algo que echar un órdago a escribir. Quizá sea el más obvio y práctico, pero creo que es un buen consejo.

Yo tuve suerte porque era un trabajador freelance, así que no tenía que irrumpir en el despacho de ningún jefe para lanzarle una bebida a la cara y gritarle «¡Ahora soy mejor que tú, he firmado con una editorial!», ¿sabes? [Risas] Podía simplemente aceptar menos encargos e ir entrando de manera gradual en el mundo editorial. Antes era editor de televisión y podía aceptar y rechazar encargos, pero aun así me llevó unos cinco años el poder afianzarme como autor solvente.

Damos las gracias a Joe Abercrombie, nuestro apreciado «Lord Grimdark», y a los organizadores del Celsius por la posibilidad de entrevistarle. Aguardaremos The Devils y las próximas obras del escritor.

NOTAS (del editor):

[1] Existe una respuesta a esa pregunta: el biológo, antropólogo e insigne aracnólogo -ha descubierto al menos siete especies nuevas- ruso Kiril Yeskov escribió en 1999 El último anillo (publicada inicialmente en Bibliópolis Fantástica, en 2004, y ampliamente reeditada desde entonces). En la novela, una muy amena historia de espionaje y acción, los orcos son una raza culturalmente avanzada que sufre el exterminio de los elfos, a todas luces unos nazis. Nos gusta ese enfoque, y lo suscribimos

[2] La idea de un rifle oculto en un bastón no es nueva en literatura. Recordemos que el asesino Chacal camufla un rifle en una muleta para intentar asesinar al presidente francés Charles De Gaulle en la novela Chacal (1971), de Frederick Forsyth

[3] Abercrombie se refiere al autor de «ciencia-ficción para jóvenes» (sic) inglés Samuel Yould (Huyton, 1922- Bath, 2012), que firmó su obra con el seudónimo de John Christopher. La citada saga, La espada de los espíritus, fue una trilogía compuesta por los libros El príncipe a la espera (1970), Más allá de las tierras ardientes (1971) y el título homónimo que da nombre a la trilogía (1972). Al menos este último fue publicado en castellano, en 1990, por Alfaguara

[4] O también otro escritor «lento», Patrick Rothfuss. Rothfuss creó al personaje acompañante Rhin en Torment: Tides of Numenera (2017), el sucesor espiritual de Planescape: Torment (1999). Rhin, una niña con un secreto que tiene una evolución espectacular en el juego, es el personaje mejor escrito -y con más enjundia- del plantel de compañeros del Último Desecho, el protagonista. Otro de los acompañantes es un monje que utiliza sus tatuajes como arma, y que sospechamos que puede ser un homenaje a El hombre ilustrado de Ray Bradbury