A pesar de la hegemonía de lo anglosajón en la literatura fantástica, el inglés no es su lengua exclusiva. En castellano surgen cada vez más voces dispuestas a aportar -bien mediante la subversión, bien mediante la reformulación o la castellanización del lenguaje propio- novedades y puntos de vista. El presente artículo repasa algunos de los nombres más destacados, sus principales aportaciones, y abre también la puerta al conocimiento, y reconocimiento, de aquellas editoriales (grandes, pequeñas o minúsculas) que buscan hacer nicho fantástico hispánico.

Neil Gaiman, Terry Pratchett, China Miéville, Patrick Rothfuss, Joe Abercrombie, Steven Erikson… Es por todos sabido que el panorama maravilloso literario se encuentra mayormente dominado por obras estadounidenses e inglesas. A su vera, separados únicamente por diferencias geográficas, apenas cohabitan Geralt de Rivia (protagonista de su saga homónima), concebido por el polaco Andrzej Sapkowski, y quizás alguna saga de novelas ligeras japonesas como la Doce Reinos (十二国記, “Jūni Kokuki”) de Fuyumi Ono. La fantasía es y lleva siendo inglesa desde su auge a principios del siglo XX, de ahí que la cultura maravillosa surgida en países de habla no inglesa pueda resultar un caso de estudio fascinante. Existe una de esas culturas que ni goza de gran reconocimiento ni ha salido nunca de su país de origen. Me refiero, por supuesto, a la fantasía española.

La producción de literatura maravillosa en España, si bien presente desde la Edad Media (en esta misma web encontraréis una reseña reciente de El demonio meridiano), recoge una historia de varios siglos en su irrelevancia dentro del canon literario. No obstante, a partir de 1990, el género maravilloso ha gozado de una revitalización absoluta dentro de la producción literaria que en el siglo XXI ha convertido la fantasía en un género establecido. No es presuntuoso afirmar que la aparición en España de editoriales (La Factoría de Ideas, Sportula, Fantascy, El Transbordador), congresos (la HispaCon de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror fundada en 1992) y festivales (la Celsius 232, celebrada por primera vez en 2011, o el recién fundado Festival 42) al respecto de la fantasía, además del éxito internacional de la literatura maravillosa, han debido de ayudar a difundir el género en el territorio nacional.

Adentrémonos, pues, en la fascinante fantasía de origen español con el objetivo de dar a conocer a sus autores y abrir así la posibilidad de que más lectores se animen a abordar un nuevo tipo de literatura.

Los primeros pasos: década del 2000

Los comienzos formales de la fantasía española contemporánea se adhieren a la primera década del siglo XXI, donde varios autores comienzan a recorrer los primeros pasos sobre el camino ya pavimentado por la fantasía inglesa. De ahí surgen dos nombres de sobras conocidos: Laura Gallego García y Javier Negrete.

Javier Negrete. Además de escritor, es profesor de griego en Secundaria: de ahí que muchas de sus novelas se ambienten en el mundo clásico. Fuente: Editorial Txalaparta

Laura Gallego García (Cuart de Poblet, 1977) es, sin ningún género de dudas, la autora de fantasía española actual más prolífica. Los niños españoles de la Generación Z crecieron entre estanterías repletas de J.K. Rowling (no es casual que la media de edad de los potterheads roce la veintenta en ambas direcciones) y, en un nivel más nacional, Laura Gallego García. Escritora de trece libros antes de su debut con Finis Mundi (Editorial SM, 1999), se dio a conocer adscrita al género juvenil. Si bien este hecho no implica, necesariamente, un tipo de novela iniciática al mundo de la fantasía, con Laura Gallego García es así. Son muchas sus obras reconocidas (la saga «Crónicas de la torre» [Editorial SM, 2000-2004]; la exitosa trilogía Memorias de Idhún [SM, 2004-2006], que ha dado pie a una serie de televisión animada [Netflix, 2020-2021] con menor acierto; la bilogía Alas de fuego/Alas negras [Minotauro, 2004-2009]; La emperatriz de los etéreos [Alfaguara, 2007]; Donde los árboles cantan [Editorial SM, 2011], o El libro de los portales [Minotauro, 2013], pero el grueso penetra en la fantasía más tradicional, de magos, druidas, soft magic y grupos de viajeros enfrentados al Mal. Sobrevuela a su obra un interés notorio en el romance y los cuentos de hadas, algo que no impide a Laura Gallego García poner los pies en la tierra: como ser de la era digital, ha tenido una fuerte presencia en blogs y foros. Canaliza actualmente esa energía en redes sociales.

Si bien algo menos conocido que Laura Gallego García en el mundo de la fantasía, Javier Negrete (Madrid, 1964) fue también pionero en el éxito del género en España. Su obra tiende a la ciencia-ficción, creando en ocasiones mezclas de los dos géneros (es el caso de Lux Aeterna [Ediciones B, 1995]). No obstante, su obra magna se adscribe sin duda a la fantasía heroica: la tetralogía Tramórea (Minotauro, 2003-2011), de corte tradicional. A diferencia de Laura Gallego García, Negrete se ha movido recientemente a otros géneros de la ficción especulativa e histórica que poca cabida tienen en esta introducción a la fantasía actual española.

Cuando uno se aleja de la fantasía tradicional española, resuena el nombre de José Antonio Cotrina (Vitoria-Gasteiz, 1972), un portento por la originalidad de sus argumentos y los ambientes oscuros que permean a toda su obra, deudores del grimdark más punzante. Su bibliografía constituye, junto con Laura Gallego García, un representante de la narrativa maravillosa de carácter juvenil. A este respecto destaca El ciclo de la Luna Roja [Alfaguara/Hidra, 2009-2011], que, a pesar de su demografía, contiene numerosos pasajes tétricos. No sorprende que Cotrina sea también creador de novelas adultas ambientadas en mundos maravillosos o con características asociadas a su narrativa. Es el caso de su opera prima, Las fuentes perdidas (Alianza, 2003), donde presenta un fascinante multiverso de mundos mágicos que recibiría una posterior ampliación en La canción secreta del mundo (Hidra, 2013). La pasión por el multiverso (el “Universo Entre Líneas”) y los mundos extraños concatenaría su colaboración con Víctor Conde, escritor de ciencia-ficción y literatura maravillosa adulta (El teatro secreto, 2008; Sangre berserker, 2014), en Las puertas del infinito (Fantascy, 2016). También ha coescrito numerosas obras juveniles de tono oscuro (El fin de los sueños, 2014; la saga Crónicas del fin, 2017-2018) con Gabriella Campbell (Londres, 1981), y ambos son coordinadores/redactores del boletín quincenal sobre la actualidad del género Lo extraño y lo maravilloso. Entre las virtudes de Cotrina se halla su prosa, una muestra de pasión por la estilística que rehúye la usual escritura funcional asociada a la fantasía.

La reforma literaria: década del 2010

La primera década del siglo XXI es, con perdón de Cotrina, una época continuista en la narrativa maravillosa española. La reforma literaria del género no verá la luz hasta la época del 2010. Siguen existiendo autores como Jesús Barona Vilches (Córdoba, 1976) o Daniel Menéndez Cuervo (Asturias, 1973), que con sus respectivas La flor de Jade (Mundos épicos, 2011-2017) y La leyenda de Jay-Troi (AJEC, 2012) plantean un tipo de fantasía más tradicional, pero también comienzan a proliferar autores subversivos.

Susana Eevee (Vigo, 1968) muestra un primer desligamiento de la fantasía tradicional con su único libro, Dos coronas (AJEC; 2010). A pesar de partir de bases comunes en el género, Eevee juega con ciertos factores novedosos, de los que resalta el uso del lenguaje con rasgos marcadamente españoles. Hasta entonces, a causa de esa imitación del estilo inglés que se destilaba a principios de siglo, la literatura maravillosa española carecía de atributos culturales. Como hija de la globalización, era un producto nebuloso en su geografía. El año 2010 supondría el inicio del cambio; poco a poco, la literatura se volvería castiza, propia, verdaderamente cultural.

Si hablamos de cultura, la mitología regional es uno de sus mayores exponentes. Aparece en el panorama literario de 2012 Alberto Morán Roa con El rey trasgo. La ciudadela y la montaña (Kelonia, 2012), una obra dotada de una mitología de influencia donostiarra. Morán Roa tiene en su haber únicamente dos novelas, ambas de la misma saga. Se caracteriza por la complejidad de sus personajes (el propio Rey Trasgo, mordaz él, así lo demuestra), un worldbuilding deudor de la Malaz del mentado Steven Erikson y una prosa deslumbrante, poética e intensa. Desde 2013 no ha publicado ninguna nueva novela, pero su relevancia para la construcción de un nuevo tipo de fantasía española no ha menguado.

También cultiva la fantasía heroica el joven Ismael Contreras Carmona (Granada, 1991), cuya obra se ha demostrado constante desde 2013: la trilogía El Legado de los Dioses (Nazarí, 2013-2014), Donde lloran los dragones (Nazarí, 2015), Tiempos de honor (Nazarí, 2017) y La Noche de Walpurgis (Nazarí, 2018). Sus obras destacan por la antiheroicidad de sus personajes, el worldbuilding de seres fantásticos propios y el acercamiento al grimdark a través de una prosa cuidada e intensa.

Uno de nuestros preferidos, así como uno de los mejores libros fantásticos en castellano. Morán Roa despliega todo su saber filosófico en su (por ahora) bilogía sobre el rey trasgo.

Virginia Pérez de la Puente (Madrid, 1977) es otra autora interesada en los antihéroes en la fantasía heroica. Entre su bibliografía cabe admirar el profundo transhumanismo de la incompleta saga El Segundo Ocaso (Ediciones B/Minotauro, 2010-), adscrita al grimdark con antihéroes de moral ambigua en el papel protagonista. Ello no resta peso al carisma de sus personajes, tan funcionales en acción como en comedia, drama y erotismo, este último siempre presente en la obra de la autora. El interés por los personajes se vería explorado más profundamente en Cántico por un alma (Cazador de Ratas, 2018), antes exploración de psiques que una historia de proporciones épicas. Mientras tanto, Hijos del dios tuerto (Cazador de Ratas, 2015) demuestra que también en la mitología nórdica puede existir una ambientación propia, de dimensiones humanas y debates morales para con la fe.

Varios de los rasgos que definen la obra de Virginia Pérez de la Puente son aplicables a Aranzazu Serrano Lorenzo (Madrid, 1975), autora conocida por la bilogía de ambientación nórdica Neimhaim (Fantascy, 2015-2018). Es ella quien, junto a otras autoras que aparecerán más adelante, trata de renovar la fantasía épica tradicional a través de la subversión de tropos. Es común encontrar en su obra inversiones de los roles de género arraigados a la sociedad y, por ende, a la narrativa maravillosa. Además, excede en definir los perfiles psicológicos de sus personajes y marca músculo en un ejercicio de worldbuilding: la mitología nórdica es la base para la creación de un mundo autoral. Tanta pasión siente Aranzazu Serrano Lorenzo por su propia obra como por aquellas de encargo; así se da a entender en la cuidada prosa y trama de los distintos libros de la colección Mitos Nórdicos de RBA en que ha participado, centrados en Loki, Balder y el Ragnarök, y los más recientes de la colección Las Crónicas de Excálibur, también de RBA, escogiendo a Morgana como personaje predilecto.

Comentaba antes la subversión de tropos. Concepción Perea (Sevilla, 1978) es, sin duda, una de las mayores innovadoras del género. Tanto en La Corte de los Espejos (Fantascy, 2013) como en La última primavera (Alianza, 2017), pertenecientes a una misma bilogía, Perea introduce aspectos subversivos de la narrativa maravillosa anterior: una protagonista antipática y alejada de todos los cánones de belleza actuales, romances entre seres fantásticos que se distancian de la idolatría medieval clásica del género, la carencia casi total de acción, la preocupación por el rol femenino en la sociedad, el interés por las influencias de un mundo político sobre los personajes y sus acciones… La única saga adulta de lo maravilloso escrita por Perea crea una marcada hoja de ruta para el género que, en la línea de la mejor fantasía, permite crear relaciones entre el mundo literario y el del lector para criticar la sociedad y arrojar luz sobre controversias relacionadas con los roles de género y la política, todo ello con una prosa veloz y lírica a partes iguales.

Otro amante de la política y la crítica social en fantasía es Víctor Blanco (Lleida, 1985). Crónica del rey cautivo (Libros.com, 2014) es la primera y hasta el momento única iteración en la saga El último Qassatar (2014-); en ella, Blanco enfatiza las consecuencias que se derivan de los conflictos políticos sobre sus víctimas directas e indirectas a través de la vertiente emocional de los personajes. La ambientación histórica de estética hispana y las intrigas políticas se tratan en profundidad para, a través de un lenguaje de rasgos españoles, señalar los efectos desgarradores de la política, para cuyo fin coloca como uno de los focos narrativos principales a una joven artesana que se subleva ante un sistema patriarcal. Blanco busca transmitir una visión holística de la política a través de su variado reparto principal. Para muestra, su narrador: desde el primer párrafo, destripa la trama como declaración de intenciones de Blanco. Lo importante no es el qué, es el cómo y de qué manera.

No sólo de punzante crítica social se compone la literatura maravillosa española. Hay otra vertiente, más satírica y, hasta cierto punto, castiza. Aquí destacan dos autores: Ángel Sanchidrián y Bandinelli. El primero, más conocido por sus cómics humorísticos, publicó en 2017 Tres enanos y pico (Planeta), una historia que subvierte la fantasía tradicional no tanto por criticar ciertos aspectos de la sociedad española como por experimentar con las preconcepciones de los seres fantásticos de lo maravilloso, estereotipados hasta la sátira. Bandinelli, por su parte, se enmarca en un tipo de literatura alejada de todo lo visto hasta el momento. Los relatos de Escatología de andar por casa (Pez de Plata, 2016) mezclan sátira con metaliteratura, fantasía con ciencia-ficción y cotidiano con extraño. En esta extrañeza se encuentra su mayor virtud: provocar una risotada mientras despierta reflexiones sobre la identidad individual, el fanatismo y las obsesiones impuestas por una sociedad con cánones de belleza y amores inalcanzables.

En términos humorísticos, el comiquero Sergio Sánchez Morán (Reus, 1984) se dedica desde 2016 a la escritura de novelas de corte paranormal con elementos de fantasía, siempre con la comedia a la española por delante. A muchos les sonará la saga Parabelum (Fantascy/Autopublicado, 2016-), en ocasiones sátira desternillante de los tropos asociados a los seres fantásticos, en ocasiones exploraciones psicológicas de profundo calado. Recientemente, en 2022, ha publicado Las historias de la Hermana Herminia y Érase una puta vez como experimentos con cuentos clásicos en clave de humor.

En la misma clave satírica, pero quizás con menos acierto, se encuentra la Róndola (Minotauro, 2016) de Sofía Rhei (Madrid, 1970). Esta novela, fruto de numerosas críticas a causa de su multiplicidad de mensajes contradictorios en su subversión feminista de los cuentos de hadas clásicos, introduce una serie de conceptos de carácter transgresor: un interés por el aspecto sexual de las relaciones humanas, comúnmente ignorado o evitado en las obras maravillosas; la sublevación femenina en una sociedad patriarcal; el debate de la disforia de género; la representación homosexual y metrosexual, y la crítica al legado monárquico, entre otros. Estas subversiones resultan especialmente novedosas en lo maravilloso español y, en su mayoría, sorprenden incluso en el panorama internacional. Cabe destacar que la autora de Róndola iniciaría su incursión posteriormente en la microficción maravillosa con El bosque profundo (Aristas Martínez, 2018), una original antología de microrrelatos de carácter subversivo, otro campo inexplorado por la fantasía.

En la editorial asturiana Sportula coinciden varios de los mejores y más importantes nombres de la literatura en castellano, tanto en el plano de la ficción como del ensayo

Sopa de elegidos (Sportula, 2016), de Pablo García Maeso (Madrid, 1982), también accede al campo de lo maravilloso español con una óptica plenamente consciente de los tropos asociados al género. El arquetípico grupo de héroes en las novelas de lo maravilloso se transforma en una historia mayormente individual a través de un personaje cobarde y alejado de toda heroicidad; la acción resulta casi inexistente; el wordbuilding mezcla ambientación medieval con universidades y artilugios industriales; la protagonista recibe un arco de personaje que la confronta directamente con la agresión sexual y no existe un villano establecido o un auténtico peligro presente a lo largo de la novela. Pablo García Maeso trata temas actuales de manera tanto humorística como dramática. Destaca en su novela la incorporación de giros lingüísticos y culturales a las distintas sociedades que visita la protagonista.

Una de las más recientes incorporaciones al panorama maravilloso español es Ferran Varela (Barcelona, 1988). También una de las mayores sorpresas. Constantemente asociado a la incipiente editorial El Transbordador, Varela emplea la fantasía como puente para tratar nuestro mundo. Su hoja de ruta es la subversión de aquellos elementos más enraizados en la fantasía tradicional. Ya en La danza del gohut (2018) muestra una intención reformadora del género: su trama recuerda antes a la calderoniana La vida es sueño (1635) que a cualquier otra obra de literatura maravillosa. En El arcano y el jilguero (2019), esta voluntad novedosa se entremezcla con un estilo continuista para dar lugar a una obra que, aun asociada al estilo clásico del género, dista tanto en contenido como en continente: Varela convierte su obra en la historia de un antihéroe que reflexiona sobre la moralidad de sus acciones a lo largo de toda la novela, introduce una cosmogonía amplia y elaborada a base de pinceladas, rehúye de la magia y seres sobrenaturales, naturaliza la inclusión de mujeres guerreras en la sociedad sin dejar de criticar el patriarcado, se preocupa por tratar con realismo y empatía la agresión sexual, y dota una historia relativamente común en el género de una prosa profundamente cuidada que permite tratar sus temas con soltura. El mundo de Hann sigue en expansión en lugares insospechados: obras antológicas (Historias de Hann, 2020), sí, pero también poemas de profunda lírica (El lecho de hojas, 2020) y curiosos manuales de cartomancia (Guía de lectura de Ignotos Mayores, 2021).

La fantasía española se encuentra en uno de sus mejores momentos. Cada año surgen nuevos autores (recientemente, en 2019, han surgido también Lola Basavilbaso Gotor y Luis Constante Luna con su colaborativa Las estepas de Avok [Caligrama]) dispuestos a aportar al panorama nacional con propuestas originales y progresivamente más asociadas a la crítica social de nuestro mundo. El género maravilloso no es únicamente escapismo, como ya muchos han demostrado; es una puerta a un espacio tan fascinante como crudo en sus similitudes con la sociedad actual. Esperamos desde Fabulantes que esta introducción haya abierto alguna de esas puertas al imaginario maravilloso nacional. En su interior se esconden mundos fascinantes.