El segundo libro de Ted Chiang es también una antología: Exhalación demuestra en tan sólo nueve relatos por qué el autor de la también imprescindible La historia de tu vida es un maestro de la forma breve, un narrador original capaz de sorprender a cada página.
La espera fue larguísima, pero, sin duda, ha merecido la pena. Ted Chiang (Nueva York, 1967) nos tuvo en el dique seco desde La historia de tu vida (originalmente publicado 1998; última edición en castellano en Alamut, 2019), la extraordinaria colección de relatos de la que saldría el guión de La llegada (The Arrival, Denis Villeneuve, 2016). Dieciocho años han pasado entre el texto y la película, veintiuno hasta su nueva obra, casi nada. En el ínterin, a cuentagotas, Chiang ha ido publicando nuevos relatos de tanta calidad como para recibir numerosas nominaciones y obtener algunos de los más importantes premios del género. De entre estos textos destacan “El comerciante y la puerta del alquimista”, ganador del Hugo y el Nébula de 2008 a la mejor novela corta, y “Exhalación”, ganador del British Science Fiction y el Hugo de 2009 en esta misma categoría.
Estos dos, y otros tantos hasta un total de nueve, se reúnen en 2019 en su segunda y nueva colección de narrativa breve, Exhalation. El libro se encumbra rápida y unánimemente, en todas las principales listas de los medios especializados, como uno de los mejores libros publicados en Estados Unidos durante ese año. Ahora, en este 2020, llega por fin a España con el título de Exhalación (Sexto Piso, 2020), en una sólida traducción de Rubén Martín Giráldez, con la intención de trasladarnos las mismas sensaciones que otros lectores han podido disfrutar ya en su lengua original. Porque, conviene decirlo ya, es un libro totalmente recomendable y, diríamos, imprescindible. de una gran calidad literaria, fuerza creativa y brillante originalidad argumental.
Chiang escribe lento, sí, pero con el pulso firme del equilibrista que, sabiéndose en el filo del alambre, pero también dotado de un innato gusto por el riesgo, es capaz de imprimir a todas sus narraciones un halo de fragilidad y un cautivador misterio incluso cuando se mueve en las más elevadas alturas. Para ello, parte de una perspectiva argumental original alrededor de un tema principal. Desde esta imprevisibilidad inicial va desarrollando el tema, poco a poco, a partir de otros dos puntos de tensión lo suficientemente distintos entre sí —además de complementarios— como para que no sepamos con certeza, hasta el mismísimo final, cómo acabará todo. Mientras tanto, atrapados en sus redes, pasando una página tras otra, cautivados, poco más podemos hacer que dejarnos llevar y disfrutar de la experiencia.
A modo de muestra, veamos un fugaz resumen de cada uno de los relatos de este libro:
“El comerciante y la puerta del alquimista”: La religión y los viajes en el tiempo se encuentran tras la puerta que es capaz de llevarte a cualquier otro punto de tu vida, pasada o futura. A partir de aquí se explora la cuestión del destino, de la posibilidad de cambiar lo ya hecho, con el punto de originalidad que supone el perfilar este relato con otras pequeñas historias dentro del marco de Las mil y una noches.
“Exhalación”: Medicina y física están detrás de la exploración del concepto de “entropía”. A su vez, el relato incide en el método científico y en sus límites a partir del encuentro, siempre polémico, entre conocimiento y creencias. Contiene un reivindicativo mensaje final respecto al saber, al conocer y al dejarse sorprender con los descubrimientos.
“Lo que se espera de nosotros”: Libre albedrío y determinismo son los polos de tensión de este brevísimo texto, centrado en un artilugio, el Pronostic, capaz de prever las decisiones del usuario antes de que se materialicen.
“El ciclo de vida de los elementos de software”: El aumento de la autonomía de las inteligencias artificiales y la posibilidad de que, con el tiempo, lleguen a ser titulares de derechos y obligaciones, libertades y responsabilidades son los temas centrales del más extenso de los relatos, construido desde la perspectiva de los derechos de la infancia y de los animales, y de la eventualidad de que, como ellos, puedan conseguir nuevas e impensables metas a través del aprendizaje.
“La niñera automática, patentada por Dacey”: Crianza y aprendizaje de nuevo, esta vez desde la perspectiva de la automatización de los procesos. ¿Es posible renunciar al trato humano, introducir la tecnología en el cuidado y la educación de los bebés, sin consecuencias en su desarrollo? Y si probásemos este tipo de procedimiento, ¿cómo nos verían los demás?
“La verdad del hecho, la verdad del sentimiento”: La escritura y la videomemoria sirven al narrador para explorar las consecuencias que los cambios en la tecnología han producido en las culturas y las sociedades. Interesantísimo también es el análisis moral de la distinción entre lo correcto (mimi) y lo verdadero (vough), y cómo la tecnología nos han desplazado, con consecuencias negativas, desde uno a otro.
“El gran silencio”: Otro relato brevísimo con sorprendente protagonista colectivo, un representante de los papagayos de Puerto Rico, y que tiene un mensaje para la humanidad. Un recordatorio sobre la inmensidad del tamaño y la enormidad del silencio de nuestro universo.
“Ónfalo”: Ciencia y religión son aquí los polos de una reflexión alrededor del origen de la humanidad y, especialmente, del sentido de la vida. Una divinidad es la causa y el motivo para vivir; su puesta en entredicho a partir de una investigación científica pondrá en entredicho incluso la supervivencia de muchas personas.
“La ansiedad es el vértigo de la libertad”: Nuevamente, la tecnología y su uso psicosocial suponen la piedra de toque para desarrollar el concepto de libertad (y de libre albedrío). En este caso, se trata de explorar las consecuencias de tus posibles decisiones a partir de la investigación de sus consecuencias en otras realidades paralelas (el multiverso).
Un tema principal y dos polos de tensión a partir de los cuales desarrollarlo son el esquema narrativo principal de casi todos estos relatos. Y la sorpresa, tanto en su punto de inicio como en su punto de remate, son las características que definen grosso modo el estilo de Chiang. A estos rasgos debemos añadir además su sobresaliente manejo del ritmo y del tono, controlando los hilos de la comedia y el drama como nadie, moviéndose con soltura en lo sorprendente sin caer jamás en lo extravagante o lo histriónico, un don excepcionalmente difícil de conseguir y que es síntoma de excelsa habilidad literaria.
Al concluir el libro, no nos extraña el consenso general que ante su talento se viene confirmando libro tras libro, relato tras relato. Con una obra relativamente corta, la lista de reconocimientos de Ted Chiang es impresionante y su capacidad para concitar la unánime satisfacción de crítica y público tiene difícil parangón. Posiblemente, de su generación, sea el único capaz de contar con toda su obra entre lo mejor del año en que se publica y aún, con el paso del tiempo, seguir resultando interesante, entretenida y fresca. De hecho, Exhalación contiene relatos con más de una década de vida que mantienen fresca su fuerza narrativa igual que el primer día.
Por todo esto, no podemos más que sumarnos al consenso y confirmar que, en nuestra modesta opinión, Exhalación es una obra superior en calidad tanto a su volumen de relatos anterior como a los relatos de otras plumas que se están publicando hoy. Un hecho que confirma a Ted Chiang como uno de los mejores narradores, sin duda de ciencia ficción, pero también de la literatura contemporánea en toda su amplitud.
Desde su tratamiento de los temas, a los subtemas que introduce y a cómo lo hace; desde ese finísimo equilibrio de ritmo y tono en el que siempre se mueve y del que jamás da muestra de desfallecimiento, pasando por la sorprendente perspectiva con que dota a todos sus relatos y con la que consigue mantenernos cautivados y en tensión de principio a fin… Todo lo que consigue en su narrativa es sublime, haciendo además parecer sencillo lo que es extremadamente complicado, arrastrándonos de la primera a la última página en apenas unas horas, consiguiendo exasperarnos ante la idea de tener que esperar otros veinte años para poder leer nuevos relatos suyos en castellano.
Precisamente, la idea de esta espera es la que nos lleva a recomendar encarecidamente Exhalación tanto como lectura y también como adquisición. La capacidad de Chiang para construir relatos de inmensa fuerza narrativa, tanta que pueden volver a disfrutarse una y otra vez, con sorprendentes nuevos matices en cada relectura, hace de esta obra una recomendación perfecta para este tiempo de reconfinamiento. Estamos seguros de que seguirá haciendo las delicias de los lectores incluso cuando hayamos conseguido volver a la normalidad. No en vano, estamos ante la mejor obra hasta la fecha de un maestro de lo breve.