Nos adentramos en los pasillos de La biblioteca de Carfax, la joven y moderna editorial de terror creada en 2017 por Shaila Correa y María Pérez de San Román. La biblioteca apuesta por un amplio elenco de autores olvidados y contemporáneos. Destaca en sus portadas al autor de sus ilustraciones y a sus traductores. ¡Bienvenidos a Carfax!
Según la novela Drácula, la abadía de Carfax fue el lugar elegido por el conde vampiro para alojar la tierra de su región natal. Drácula discutirá los preliminares del traslado con un joven notario de nombre Jonathan Harker en el viaje de éste a los Cárpatos. Carfax es un lugar ficticio inventado por Bram Stoker. Desde 2017 también aloja una biblioteca con sucursal en Madrid.
La biblioteca de Carfax se inspira en el clásico de Stoker como manifiesto fundacional. Es una editorial especializada en Terror, dirigida por Shaila Correa (Granada, 1981) y María Pérez de San Román (Vitoria, 1981), dos amigas que se conocieron en un taller literario organizado por Ático de los libros. La biblioteca de Carfax fue el proyecto editorial que María Pérez presentó al término de dicho taller. Casi veinte libros después, aquel trabajo de fin de curso se ha concretado en uno de los principales sellos del género.
La presente entrevista se realizó en dos partes, condicionada por la pandemia del coronavirus. Las respuestas se produjeron online, casi en su mayoría durante el momento más álgido del confinamiento forzoso. La limitación ha permitido que las respuestas de las bibliotecarias se fusionen en una única voz, la de la propia biblioteca de Carfax. Es por esa razón que ambas hablan, salvo cuando son interpeladas directamente (la entrevista acota esos momentos), con una única identidad. La segunda parte, dedicada a la sesión fotográfica de la que surgieron las imágenes que accompañan a este texto, se produjo en los sótanos de la librería La Sombra. Un lugar muy apropiado para hablar de tinieblas y pesadillas. Y para, eventualmente, apilar cajones con tierra de Transilvania.
Fotografías de Luna Rueda Retamar
Fabulantes: Acabáis de sacar Ella dijo Destruye, y el mes que viene tenéis previsto publicar La chica de al lado de Jack Ketchum. ¿Qué nos podéis contar sobre ambas novelas?
Biblioteca de Carfax: Ella dijo Destruye es el primer libro de relatos de Nadia Bulkin, una autora indonesio americana, afincada en Washington D. C. Son trece relatos de terror político, como ella misma los ha definido, muy originales y subversivos. Los aficionados al género van a encontrar referencias a Lovecraft, a seres como El Wendigo, sociedades post-apocalípticas en las que nuestros seres queridos no nos abandonan y demonios que llevan siglos esperando la reencarnación. Nadia nos habla tanto de las tradiciones y el folclore de Indonesia como de las de Nebraska. La traducción es un gran trabajo de Antonio Rivas (Gorinkai).
Como dices, en noviembre está previsto (aunque somos conscientes de que ya no se puede prever mucho ni bien) la publicación de La chica de al lado de Jack Ketchum, que ha traducido María. Es un libro que teníamos claro que queríamos que formara parte de nuestro catálogo por el impacto que supuso para todo el género. Brian Keene, que muy amablemente ha hecho el prólogo, habla de la influencia que supuso la aparición del libro en los noventa. Es un libro que es muy, muy duro de leer (imagina lo que estamos pasando con la traducción y con la corrección). Está lleno de emociones y no sales indemne de su lectura. De hecho, sales tocadísima. Esperamos que provoque mucho a quien se aventure a leerlo.
F. : ¿Cómo veis, en cuanto lectoras de Terror y ciudadanas, la situación derivada por la pandemia de coronavirus?
B. C.: Supongo que como todos, con mucha incertidumbre y bastante frustración porque es una situación a la que nunca nos habíamos enfrentado como sociedad y nos está poniendo a prueba. Habrá que esperar para ver si la superamos con buena nota o no.
F.: ¿En qué medida afectará el parón económico originado por el coronavirus a una editorial pequeña como La biblioteca de Carfax?
B. C.: Evidentemente nos va a afectar, lo está haciendo ya. Es una situación que ha afectado incluso a los grandes grupos, así que en una editorial como la nuestra el impacto es todavía mayor. Sin embargo tenemos intención de seguir adelante y capear el temporal de la mejor manera posible.
Nos gustaría que se aprendieran algunas lecciones de toda esta situación, que de verdad pudiéramos avanzar hacia una situación más racional para todos dentro del sector editorial, pero visto lo visto tampoco tenemos muchas esperanzas.
F.: ¿Habéis estado alguna vez en Carfax?
María Pérez de San Román: Yo estuve una vez. La propiedad en la que se supone que se basó Bram Stoker para ubicar Carfax House se encuentra en la localidad de Purfleet, cerca de Londres. En ese lugar ahora se encuentra la iglesia de St. Stephen y hay una placa verde de Thurrock Heritage para conmemorar Carfax. ¡Hice un montón de fotos!
Shaila Correa: Una amiga mía que vive en Sheffield fue de visita a Whitby (donde se encuentra la abadía en la que está basada nuestro logo) y me mandó una postal. A ver si puedo ir la próxima vez que vaya a visitarla…
F.: ¿Por qué decidisteis montar una editorial dedicada al terror?
M. P.: Es algo que de una forma u otra siempre me había rondado la cabeza, aunque al principio era más bien una librería especializada en terror. Hice un curso de edición que es donde conocí a Shaila, y realicé el proyecto del curso sobre una editorial dedicada al terror. A Shaila le interesó la idea y decidimos lanzarnos a la aventura.
F.: Me gusta el concepto de “bibliotecarias”: remite a alguien que preserva, además de alguien que difunde. ¿Es exactamente así como os sentís, u os sentís más bien editoras?
B. C.: La verdad es que nunca nos hemos parado a pensar en esa parte del nombre, el de la biblioteca, que también tiene un sentido, y muy importante además, dentro del mundo del libro. En cierta forma, sí que se puede ver así como dices, ¿no? Al fin y al cabo, lo que pretendemos es que lo que publicamos, que encima son en muchos casos traducciones que antes no estaban en castellano, llegue al lector en nuestro idioma, que perdure de esa forma. Y también la labor de rescate de las autoras del siglo XIX… En todos estos sentidos es un poco como dices. Lo que siempre hemos considerado es que queríamos hacer que la literatura de terror llegara a más gente.
F.: ¿Cuáles son las mayores dificultades que exige una editorial de género?
B. C.: La mayor dificultad es abrirse al público más general, como decíamos antes. Hay mucha gente que te pone cara rara cuando dices que publicas literatura de terror, porque solo ve mala literatura, cubiertas horripilantes y monstruos. Pasa con lectores y con algunos libreros, también. El terror no es eso, el terror puede ser tan sutil, tan bello que te espeluzna sin darte cuenta. Pero esa misma dificultad también tiene su contrapunto positivo, que son los lectores fieles y leales de terror, porque si consigues su confianza van a estar siempre contigo.
F.: ¿Cómo seleccionáis las obras que forman parte de vuestro catálogo?
B. C.: Bueno, María siempre ha tenido una idea más o menos clara de qué quería publicar. Lo cierto es que hay mucho y eso es bueno; ahora nos vamos fijando también en las listas de los nominados a algún premio, en lo que te van pasando las agencias; algunos traductores y lectores nos hacen también sugerencias. Pero hay que seleccionar y al final, nos guiamos por lo que nos trasmiten los libros cuando los leemos. Aún nos sorprende cuando alguien nos comenta, como si no hubiéramos leído el original… Nos los leemos todos, las dos (risas).
F.: Veo que, por ahora, sólo tenéis autores anglosajones. ¿Pensáis expandiros a otras literaturas? ¿Qué hay actualmente en el género más allá de lo anglosajón?
B. C.: De momento es en lo que estamos concentradas porque es lo que podemos controlar y lo que conocemos mejor. Al final y al cabo sacamos entre cinco y seis libros al año y tampoco da para mucho. Nos gustaría poder sacar autores de otros países, el problema que se nos presenta es poder llegar a los originales, porque como te decíamos antes, nos gusta leer los originales antes de decidir nada.
Japón, por ejemplo tiene una literatura de terror bastante potente, pero lo cierto es que tenemos la cuenta pendiente de investigar más allá.
Queríamos hacer que la literatura de terror llegara a más gente
F.: Una de las características de vuestro sello son sus portadas, ilustradas por Rafael Martín Coronel. ¿A qué se debe esta apuesta por lo ilustrado?
B. C.: Desde el principio siempre tuvimos claro que queríamos dignificar un poquito el género (en la apariencia y en las traducciones), y eso incluye el cuidado con el que editamos los libros y, por supuesto, la calidad de la cubierta, un poco en contraposición con cubiertas terribles de décadas anteriores. Un poco como ya hacía Valdemar con la colección Gótica.
F.: A raíz de la ilustración, se me ocurre preguntaros: ¿tenéis pensado sacar cómics o libros ilustrados?
B. C.: Es algo que tenemos en mente, algo para hacer con Rafa. A lo mejor un ilustrado o sacar una antología con relatos e ilustraciones… Queríamos asentarnos un poco más… pero bueno… hay que hacer números.
F.: También hay una apuesta clara por la traducción: en vuestras portadas aparecen los nombres de los traductores de cada libro en un lugar destacado. ¿Hasta qué punto es importante la labor de un traductor? ¿Qué pensáis de traductores “especialistas” en fantástico como Manuel de los Reyes?
B. C.: Siempre lo hemos dicho, los traductores son fundamentales, son muy importantes en que el resultado final sea un libro legible y que consiga transmitir las mismas sensaciones que el original. Como lectoras hemos sufrido, como casi todos, malas traducciones y eso o bien te hace dejar el libro o bien hace que no te guste. No puede ser. Así que es fundamental contar con buenos traductores. Y aquellos que por afición además se especializan en el género aportan ese valor añadido, esa experiencia que es tan positiva. Hemos tenido la suerte de contar con Manuel para Mestizos de Stephen Graham Jones y fue un auténtico placer; igual que con Pilar Ramírez Tello que se pegó un trabajazo con Cero de Kathe Koja, que tiene un lenguaje y un estilo muy complicado y es brutal cómo fue capaz de conseguir que te sintieras sucio y frío leyendo, transmitiendo toda la fuerza del original. Tenemos mucha suerte de que personas como Blanca Rodríguez o Antonio Rivas hayan querido trabajar con nosotras. Incluso Alberto Chessa, que no es un traductor especialista del género, hizo una labor alucinante con Sweeney Todd y con El Pescador de John Langan.
F.: Compruebo que en vuestro catálogo se entremezclan los autores “vivos” con los “muertos”, a diferencia de Valdemar, un sello con clara vocación necrófila. ¿Es más fácil editar a un autor vivo o a uno muerto?
B. C.: Al editar autores extranjeros lo cierto es que no tenemos que tratar directamente con ellos, así que no hemos tenido ninguna mala experiencia. En general parece que están todos muy contentos con cómo quedan los libros. Con los muertos… todo genial (risas).
Nos guiamos por lo que nos trasmiten los libros cuando los leemos
F.: También hay muchas mujeres entre vuestros títulos. Alguna, como Rhoda Broughton, está “olvidada”, a pesar de su clara adscripción al género. Observando el Terror en perspectiva, con nombres como Oliphant o Gaskell, parece un género “muy feminista”. ¿A qué se debe que haya tantas mujeres que escribieran terror? Desde luego, son muchas más de las que han escrito ciencia-ficción o fantasía…
B. C.: Tal vez se deba al hecho de que tanto la literatura de terror como las mujeres han tenido que vivir en los márgenes de la sociedad. El terror estaba mal visto en la época victoriana, se consideraba que no tenía calidad y, encima, su público principal eran precisamente las mujeres, por lo que era incluso más sencillo denostarlo. Pero, a pesar de esto, era un género muy popular, se vendía bien, y aunque no fuera fácil, muchas mujeres consiguieron mantener a sus familias gracias a lo que escribían, o les permitió mantenerse a ellas mismas y ser independientes. Prácticamente todas las mujeres que escribían otro tipo de literatura en esa época tienen más de un relato de terror entre su obra.
F.: ¿Cuáles son las lecturas más escalofriantes que habéis hecho?
S. C.: A mí The girl next door de Jack Ketchum, que vamos a publicar pronto, me dejó muy mal, la verdad; y estoy temiendo el momento en el que tenga que meterme bien dentro con la corrección. También Hellraiser de Clive Barker y Un dios de paredes hambrientas de Garrett Cook y publicado por Orciny… No es escalofrío es… un pátina desagradable que se te queda pegada (risas).
M. P.: Libros de sangre de Clive Barker: creo que todavía puedo tener pesadillas con «El tren nocturno de la carne». Y El misterio de Salem’s Lot de Stephen King. Puede que no el libro en su conjunto, pero tiene pasajes que me hicieron pasar mucho miedo.
F.: Muchos de vuestros libros tienen adaptación cinematográfica, o son de autores con mucha presencia cinematográfica, como Daphne Du Maurier. ¿Qué tiene el terror que lo hace tan suculento para el cine, en vuestra opinión? Por cierto, ¿consumís películas terroríficas o no mezcláis placer con trabajo?
B. C.: Es un género en el que priman las emociones que están a flor de piel y el cine se puede aprovechar mucho de eso. Leer o ver cine de terror hace que seas capaz de poner en perspectiva tus propios terrores y enfrentarte a ellos, como, «eso que está pasando ahí es terrible, pero afortunadamente, no me está pasando a mí”.
Curiosamente, María es incapaz de ver películas de terror, lo pasa fatal. Shaila, a veces las ve, pero solo si es de día y acompañada.
F.: Suponed que os pusiera en la tesitura —de hecho, creo que lo estoy haciendo— de tener que elegir uno solo de vuestros títulos. ¿Por cuál os decantaríais?
M. P.: Para mí, Cero de Kathe Koja siempre ha sido mi favorito.
S. C.: Es muy difícil… Zombi de Joyce Carol Oates, me pareció muy loco.
Desde el principio siempre tuvimos claro que queríamos dignificar un poquito el género (en la apariencia y en las traducciones)
F.: La verdad es que se publica mucho terror literario. En vuestra opinión, ¿qué debe distinguir a la buena literatura de Terror de aquella del montón?
B. C.: Es una cuestión un tanto subjetiva, lo de literatura del montón no es una expresión que nos guste mucho. Estamos seguras que hay personas que en su día e incluso puede que ahora consideren una novela como Las ratas de James Herbert, como literatura fácil y por lo tanto, mala, cuando no lo es. Creemos que lo más importante es que te haga experimentar sensaciones, que te sumerja en la historia, que cree una atmósfera en la que lo que está narrando se convierta en real, aunque sea algo increíble, y consiga un desasosiego que permanezca contigo incluso cuando se haya terminado la lectura.
Leer o ver cine de terror hace que seas capaz de poner en perspectiva tus propios terrores y enfrentarte a ellos
Muchisimas gracias, Damas de Carfax, por vuestro maravilloso trabajo.