En El Vivo, Anna Starobinets exhibe una visión siniestra y deslumbrante de un futuro distópico, en el que las relaciones personales no existe y la individualidad ha sido vetada. Utilizando múltiples técnicas extraliterarias para expresar numerosos puntos de vista, la escritora rusa, uno de los grandes nombres del fantástico actual, revela conmovedoramente la desintegración gradual de una personalidad en la que no hay libre albedrío.
En los albores de una catástrofe global llamada La Gran Reducción, la humanidad se encuentra fusionada en una sola entidad, indisoluble y de auto-reproducción perpetua: tres billones de personas, ni uno más, ni uno menos. Cero, el protagonista, nace con un «defecto de fabricación” y evade el control omnipresente de este mundo uniforme. Así empieza y se condensa El Vivo (Ediciones Nevsky, 2012). Cualquiera que haya estado alarmado por el ritmo de la revolución digital encontrará inquietante esta novela de Anna Starobinets. El Vivo es el único modo de existencia de la humanidad futurista: exactamente tres mil millones de personas conectadas a través de computadoras cerebrales que les permiten comunicarse simultáneamente en numerosos niveles, incluso mientras están dormidos.
Anna Starobinets, nacida en Moscú en 1978, es autora de novelas contemporáneas de terror, suspense y fantasía, así como periodista que trabaja para varias publicaciones conocidas. Starobinets se identifica a sí misma como miembro de una nueva generación que no siente la necesidad de reinterpretar o reprocesar el pasado soviético, algo que ella ha visto como una «fijación de idée cultural[i]«.
En la novela, el concepto de muerte ya no existe. En cambio, las personas renacen en cualquier lugar del planeta con un código interno que ejecuta un seguimiento informático sobre todas sus encarnaciones anteriores. La humanidad ya no está compuesta de individuos; las personas son sólo partículas que componen un organismo compuesto llamado El Vivo. Estas partículas viven felices y mueren felizmente, según un cronograma determinado por el gobierno. Toda la sociedad está conectada directamente desde el cerebro a una red social (Socio). La familia o la nación ahora no tienen importancia. La sociedad es global, y el apego a padres e hijos es denunciado como una desviación. Sin embargo, hay un hombre que nació sin un código: Cero, un ser humano de repuesto. Su existencia amenaza la armonía global.
Get Enhanced (or Die Trying). Ilustración de DOFRESH
Cero es un niño carente del pasado y su código de encarnación aumenta el número de vivientes de una unidad. Desde el comienzo, Cero muestra desviaciones: está apegado a su madre y ama a las mascotas. Después de la muerte de su madre, Cero es enviado a un reformatorio donde se mantienen a los niños diagnosticados con VDCC (Vector Destructivo-Criminal en la clave). Allí se hace amigo de Cracker, el inventor de Socio, quien lo ayuda a escapar. Socio, una red social prácticamente omnipresente, se asemeja a Facebook; los usuarios recopilan amigos y pueden compartir, dar Me gusta o chatear, pero la distopía resultante tiene características más siniestras. Debido a la reencarnación continua, no hay muerte, sólo una pausa de cinco segundos, después de la cual una persona es re-diseñada.
La premisa básica de la distopía de Starobinets no es particularmente original. Nosotros de Evgueni Ivánovich Zamiátin y otras historias tempranas de ciencia ficción ayudaron a fundar una tradición literaria en la que la autocracia futura controla a la población. Por ejemplo, ya en The Machine Stops (1909), cuento publicado por E. M. Forster, las personas se vuelven fatalmente dependientes de la tecnología y rara vez abandonan sus habitaciones individuales, pasando el tiempo intercambiándose mensajes.
El Vivo está a menudo escrito en un estilo posmoderno, por lo que en ocasiones es difícil de seguir. Starobinets emplea tipografías, canciones, transcripciones de interrogatorios y entradas de diario, construyendo múltiples puntos de vista. A pesar de todo, este estilo agrega información oculta importante para cada capítulo siguiente. El libro revela conmovedoramente la desintegración gradual de una personalidad en la que no hay libre albedrío, y está cargado de las sombrías expectativas de la autora con respecto al futuro de la humanidad. Sin embargo, el nacimiento de Cero, un sujeto diferente al resto que podría derrumbar a la sociedad, rubrica la ilusión del cambio. El Vivo exhibe una visión deslumbrante y siniestra de un futuro distópico.
NOTAS:
[i] Monomanía intelectual.