Diseño de Daniel Dociu para uno de los escenarios del juego Guild Wars

Ken Liu, una de las voces más destacadas del fantástico actual, presenta en El zoo de papel y otros relatos quince cuentos que mezclan la fantasía, la ciencia-ficción y lo sobrenatural para tratar temas muy humanos. Como si de capítulos de la serie Black Mirror se tratara, Liu nos plantea contextos y situaciones probables en lo inmediato.

Si quieres explorar las galaxias, si quieres viajar en el tiempo, si quieres adentrarte en el mundo de la China leyendaria, si quieres saber lo que te reserva el futuro más cercano, sólo tienes que coger un libro, pero no uno cualquiera, y empezar a leer. El zoo de papel y otros relatos (Runas, Alianza Editorial, 2017) es la extraordinaria antología de Ken Liu (1976, Lanzhou, China) que te sacará de la monotonía de tus días para regalarte una apasionante aventura a través de quince sorprendentes relatos.

De origen chino y criado en Estados Unidos, Ken Liu es hoy en día una figura clave en el panorama de la literatura fantástica actual. Su aterrizaje en España se remonta al año pasado, cuando se publicó el primer capítulo de la saga “La dinastía del diente del león” (La gracias de los reyes y El muro de las tormentas). Sin embargo, la maestría y el talento del escritor destacan de manera sobresaliente sobre todo en sus producciones más breves, relatos y novelas cortas. En El zoo de papel y otros relatos se entremezclan los géneros, los estilos y las temáticas más variadas. Dice el autor acerca de los géneros:

«No presto demasiada atención a la distinción entre fantasía y ciencia-ficción. La esencia de la ficción es que en ella se prioriza la lógica que rige las metáforas por delante de la realidad, que es irremediablemente aleatoria y carente de sentido».

No le gustan las etiquetas a Ken Liu. Y precisamente en esto consiste la originalidad de su obra literaria, que bascula entre la fantasía y la ciencia-ficción, entre lo ordinario y lo extraordinario, entre las leyendas y la realidad, entre el pasado y el presente, pero también el futuro. Ken Liu consigue contar relatos fantásticos sin salirse de la realidad cotidiana, integrando temas ordinarios en universos extraordinarios y viceversa. Nos habla así de la injusticia y la opresión o de sentimientos como la culpa, la esperanza y la redención, a través de la fantasía y la ciencia ficción.

Quizás el ejemplo más significativo es el relato breve que da nombre a la antología: “El zoo de papel”, la primera obra en recibir los tres grandes premios de ciencia-ficción en el mismo año (Hugo, Nebula y World Fantasy Award). Liu afronta aquí el difícil tema de la integración en una cultura extranjera, argumento predilecto del escritor de origen chino. Un adolescente, de padre norteamericano y madre china, empieza a avergonzarse de la herencia cultural de su madre, y a rechazar no sólo su cultura y su idioma sino a ella misma. A partir de aquí emerge un recuerdo de su infancia: la asombrosa capacidad de su madre de insuflar vida a los origamis con forma de animales que hacía para él cuando era un niño. “El zoo de papel” es un cuento absolutamente aterrador y devastador, pero a la vez tan tierno y conmovedor que sabe tocar las cuerdas del alma de cualquier lector. Sus palabras te atraviesan el corazón y te dejan un sabor amargo en la boca. Sin lugar a dudas, la joya de toda la antología.

El tema de la integración cultural aparece también en otros relatos como “El literomante” y “Todos los sabores”. El primero es un trágico drama ambientado en 1961, donde la protagonista es una joven adolescente llamada Lilly que emigra a China. En un pueblo no muy acogedor, conoce al Señor Kan, el literomante, y entre ellos surge una profunda amistad y curiosidad por descubrir el mundo del otro. El segundo, más positivo en su final, se puede resumir como el encuentro entre la cultura china y la estadounidense. En este caso también, la relación entre las dos culturas tiene como protagonistas a una niña y un hombre adulto, conocedor de la historia y de numerosas leyendas chinas que encantarán no sólo a la protagonista del relato sino también a los lectores. En ambos casos el elemento fantástico se encuentra en las historias mágicas de una China legendaria que se convierten en otro relato dentro del relato.

Con la misma soltura y bravura con la que nos cuenta estos relatos de carácter socio-cultural, Ken Liu se adentra también en el mundo de los viajes espaciales con cuentos como “Las olas” o “Mono no aware”. En este último, el planeta Tierra está a punto de estallar y la única esperanza para la raza humana es subir a bordo de una enorme nave espacial. Mono no aware, que en japonés indica “la sensación de fugacidad de todas las cosas en la vida”, es un conmovedor cuento contra el individualismo, una oda al sacrificio y al bien de la colectividad:

«Las piedras individuales no son héroes, pero todas las piedras juntas son heroicas».

La tecnología sigue siendo un tema imprescindible para cualquier escritor contemporáneo que se adentre en el mundo de la ciencia-ficción. Ken Liu se acerca a esta temática con el relato “Como anillo al dedo”, donde indaga el papel de la tecnología en la cotidianeidad. El resultado es una especie de 1984 adaptado a un futuro no muy lejano, donde una inteligencia artificial llamada “Tilly” es una voz persistente en el día a día de las personas, a las que dirige en cada aspecto de su vida. Tilly no es más que una versión muy avanzada de Siri, tema tratado no hace mucho también a nivel cinematográfico -baste pensar en la película de Spike Jonze, Her (2013)-. Ken Liu dibuja una realidad donde nadie tiene el verdadero control de su vida y todo está controlado por una super-empresa a lo Google llamada Centillon, que opera a nivel masivo a través de Tilly. ¿Ciencia-ficción, por tanto, o visión del futuro?

Otro relato ambientado en un futuro no muy lejano es “Simulacro”, una devastadora historia sobre la pérdida y las relaciones familiares. Un padre guarda un simulacro de su hija para remediar al hecho de que no tiene ninguna relación con ella en el presente. Un simulacro es una especie de holograma, una captura de la realidad que mantiene a las personas atadas a un pasado que ya no existe:

«Lo que subyace en el deseo de congelar la realidad es un intento de evitar esa realidad. Los simulacros son la última encarnación de esta tendencia y la peor».

Escenario del diseñador Su Jian

 

La historia tiene muchos puntos en común con el capítulo de Black Mirror titulado “Ahora mismo vuelvo” (segunda temporada), donde una joven mujer puede volver a contactar con su difunto marido gracias a toda la información contenida sobre él en sus perfiles sociales. Aquí la tecnología es un mero instrumento de escape frente a una realidad que no se puede cambiar y no se quiere aceptar.

Siguiendo el hilo de las nuevas tecnologías y los implantes del futuro, cabe sin duda mencionar “Regulada” , una mezcla de crimen, suspense y ciencia-ficción magistralmente conseguida. Nos encontramos en una sociedad donde todo el mundo consigue controlar sus emociones gracias a un nuevo sistema llamado regulador, un aparato que permite adormilar cualquier emoción o sentimiento y así actuar de forma controlada y completamente aséptica. De esta manera vive la detective privada Ruth Law, cuyo sentido de culpa por no haber conseguido salvar a su hija le destruiría la vida de no ser por el susodicho artefacto. Una vez más, Ken Liu utiliza la ciencia-ficción para tratar un tema tan “real” y “humano” como la superación del sentido de culpa.

“El hombre que puso fin a la historia” cierra esta extraordinaria antología. El escritor chino-estadounidense se imagina a una pareja de científicos que descubren las que se denominan “partículas Bohm – Kirino” que hacen por fin posibles los viajes en el tiempo. Eso sí, los viajeros serán como fantasmas que visitan otro tiempo sin poder interactuar con el mundo que los rodea, y su viaje implicará la definitiva desaparición de ese momento de la línea espacio-temporal. Esta historia es sólo una excusa que permite a Ken Liu indagar sobre un hecho del pasado muy controvertido: las atrocidades cometidas por el Escuadron 7311 contra los chinos durante la Segunda Guerra Mundial. El relato está contado como si de un documental se tratara, con declaraciones de testigos y familiares, incluyendo los detalles más cruentos y atroces. El escritor aprovecha las posibilidades del género fantástico para tratar un tema tan importante y controvertido desde el punto de vista histórico, pero también desde el punto de vista emocional, a través de las personas que lo vivieron o lo revivieron gracias a los viajes en el tiempo. Un relato impresionante, lleno de violencia y conflictos morales, donde emergen los sentimientos de culpa y la voluntad de redimirse.

El zoo de papel y otros relatos es una antología muy lograda, por la variedad temática, por su estilo originalísimo, porque en ningún momento el escritor deja que el lector pierda el interés. Cada cuento es una estrella que brilla con luz propia y su conjunto un maravilloso universo por explorar. Una lectura imprescindible y muy recomendable para todos los públicos, aficionados al género fantástico o no.

NOTAS:

1 El Escuadron 731 era un programa encubierto de investigación y desarrollo de armas biológicas del Ejército Imperial Japonés, que llevó a cabo letales experimentos médicos sobre humanos durante la Segunda guerra chino-japonesa (1937-1945) y la Segunda Guerra Mundial.