Ojalá fuera Trump un títere del absurdo o una marioneta para niños: con su vocabulario de párvulos y sus descabellados berrinches, sería un alivio cómico perfecto. ¡Qué fácil es imaginarle como un pelele, apareciendo de súbito con su enorme corbata y sus pequeñas manitas! “Sad. Terrible. Fake news!” Igual de sencillo que encajarle en una historia de superhéroes, urdiendo con Lex Luthor y con El Pingüino una trama para hacerse con todo el petróleo del mundo, derretir los casquetes polares y esclavizar a todos los que no somos blancos, protestantes y de origen anglosajón.
Desde lejos parece que a Trump le excita alimentar su leyenda de malvado de cómic. Sólo así se explica que la influencia más aplaudida en su discurso de investidura viniera de Bane, el enemigo de Batman en The Dark Knight Rises (Christopher Nolan, 2012).
— Timothy Burke (@bubbaprog) January 20, 2017
Donald Trump, Discurso de la toma de posesión presidencial. 20 de enero de 2017.
Happy New Year to all, including to my many enemies and those who have fought me and lost so badly they just don’t know what to do. Love!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 31, 2016
En Fabulantes sólo celebramos a los personajes bidimensionales cuando han nacido en una mesa de dibujo. En la vida real hay que combatirlos sin capa ni antifaz. Para inspirar la lucha y completar nuestro Especial de distopías, traemos diez recomendaciones que explorar durante el primer año de la presidencia de Donald Trump. Aviso para navegantes: todos fueron publicados antes de las elecciones, así que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
El argumento suena extrañamente familiar. En el siglo XXI, un maníaco llamado Robert Booth gana las elecciones en Estados Unidos. Pronto estalla una guerra nuclear que provocará el colapso del sistema mundial. Los pocos supervivientes quedan condenados a sufrir horribles mutaciones y vagar por las tierras baldías, o a vivir en enormes colmenas bajo la protección (y amenaza) de los jueces.
Durante sus 40 años de historia, Dredd había dejado varios cabos sueltos. En esta obra, de ritmo vivo y emocionante, Wagner responde muchas de las preguntas abiertas sobre el sistema de jueces, la catástrofe, las mega ciudades, y el origen de Joseph Dredd y sus valores.
Akira fue el primer gran manga que triunfó en Europa y Estados Unidos. Su autor, Katsuhiro Otomo, es un genio que mezcló influencias de Moebius y Alfred Bester con el manga de robots y la literatura del reinado de Hirohito. Marvel decidió traerlo a Occidente después de que en Japón se convirtiera en un obra de culto, y no se equivocó. La reedición de Akira que hizo Dark Horse en 2002, mucho más fiel al original, en seis tomos y con una traducción revisada, se hizo con dos Premios Eisner.
Akira, Katsuhiro Otomo (Tokyo Movie Shinsha 19889)
El Incal sigue las desventuras de John DiFool, un investigador privado de baja estofa a quien le cae encima la tormenta perfecta. El metabarón, los alienígenas Berg, los tecnopadres de la Iglesia de los Santos Industriales, los secuaces del clon-presidente, los rebeldes Amok… Todos persiguen a DiFool para hacerse con el Incal, un cristal que otorga poderes infinitos y que ha llegado al detective casi por casualidad. Esta obra cumbre del cómic europeo describe una sociedad desquiciada a través de la travesía física y espiritual de John DiFool, un perdedor torpe y mezquino al que es imposible no acabar echando de menos.
Lex Luthor, Wonder Woman, Brainiac, Batman (como terrorista) y otros muchos personajes del universo DC desempeñan sus nuevos roles en esta reescritura de la historia en la que la Tierra ha tomado un camino distinto: el Pacto de Varsovia triunfó sobre la OTAN y la mayor parte del mundo vive en una utopía comunista.
Publicada seis años después de la muerte de Franco, Hombre recoge las tensiones de una España sumida en crisis, donde la democracia “a la europea” no ha terminado de asentarse, y en la que todavía perviven grandes conflictos históricos no resueltos. La principal de estas contradicciones es la barrera entre el imaginario del campo, foco de poder tradicional, y de la ciudad, germen del nuevo régimen. Este enfrentamiento entre tradición y modernidad, o entre continuismo y ruptura, sigue muy vivo en el paisaje político actual.
A través de la Sección 9 de Seguridad Pública, dirigida por el jefe Aramaki y liderada por la mayor Kusanagi, el mangaka invita al lector a explorar una sociedad en la que cuerpo y máquina se han fusionado. La humanidad vive permanentemente conectada a la esfera de datos y los enemigos del orden público luchan tanto en la calle como en la red. Casi treinta años después de su publicación, Ghost in the Shell sigue de rabiosa actualidad. Tanto es así, que después de los cómics y el anime (y una estupenda serie en dos temporadas), Hollywood ha decidido convertir a sus personajes en actores de carne y hueso.
Moore y Lloyd vivieron una odisea de casi un lustro hasta ver su obra completa. Un sinfín de tensiones y debates entre ellos dieron como resultado un cómic multifacético y repleto de significados. Desde la construcción de su contexto hasta la ambientación distópica, pasando por la definición de su personaje principal y las pinceladas con que se caracterizan a los secundarios, todo tiene una razón de ser en V de Vendetta.
En Transmetropolitan, Warren Ellis y Darick W. Robertson ponen a Jerusalem a trabajar en el duelo político entre “La Bestia” y “El Sonrisas,” su adversario progresista. Hijo de la élite política, “El Sonrisas” es un personaje siniestro, taimado, y con dos caras: un maquiavélico candidato a la presidencia que cultiva una imagen afable pero esconde unas ansias de poder inigualables. Aunque a tenor de la descripción no lo parezca, Transmetropolitan está publicado en 1997. No tiene nada que ver con Donald Trump y Hillary Clinton. Nada.
Las comparaciones con Moebius son inevitables: seres alienígenas de anatomía humanoide, vehículos de diseño preciso, los atuendos barrocos, el aspecto sórdido de las arquitecturas, y la polución sobreabundante encajan con la desilusión de los años 80, un sentimiento de decepción y desengaño frente a una sociedad que no había satisfecho las expectativas de la década anterior. Sin embargo, aunque Moebius utilizara este estilo pesimista porque se adecuaba a sus objetivos poéticos deconstructivos, en la obra de Bilal se encuentran elementos autobiográficos, un recurso habitual en los creadores periféricos frente al poder eurocéntrico y patriarcal.
En Tokyo Ghost la sociedad sobrevive como una ociosa masa adicta a la tecnología, enganchada a un perfecto sistema de entretenimiento multipantalla sincronizado directamente con su cerebro. Este sistema no es más que una cámara de resonancia: una plataforma en la que los usuarios reciben las noticias y anuncios que ya reflejan sus intereses, reforzando el sistema de creencias de cada individuo y aumentando su ego en adictivo bucle sin fin. Una versión refinada de Facebook y Twitter mantiene a la humanidad contenta, ajena al espanto de un mundo exterior que ya colapsó hace tiempo.
Simon Stålenhag es un creador autoeditado, fuera de los círculos de las grandes casas y los comercios a pie de calle. Se puede encontrar en su web personal el grueso de su obra, que vende también a través de plataformas online, y para el que frecuentemente busca financiación.