No es la primera vez que hablamos de El Regreso del Caballero Oscuro. En nuestro reportaje, describíamos la visión particular de Frank Miller como un grito de rabia contra los conflictos que preocupaban al autor en esa época concreta. ¿Qué ocurre entonces con una secuela escrita casi treinta años después, en un período de tiempo cuyos conflictos son muy diferentes a los de 1986?

Aún no lo sabemos, pero podemos empezar a intuirlo. The Dark Knight III: The Master Race es el título de la secuela en cuestión, aún inédita en España y con sólo dos entregas publicadas a la hora de escribir estas líneas. Hemos tenido ocasión no sólo de leer ambas entregas, sino también de llevar a cabo una breve entrevista con su co-escritor: Brian Azzarello. Es él quien firma The Master Race junto con Frank Miller, y es él quien mejor sabe cómo encaja esta obra en su propia época.

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Portadas de El caballero oscuro.

Es fácil reconocer a un autor entre el barullo constante del Expocómic 2015: suelen ser los que miran hacia la pared como si quisieran ver el mundo que se abre al otro lado. Brian Azzarello (Cleveland, 1962) es un hombre callado que se toma varios segundos para responder a cada pregunta que se le hace. Como resultado, sus palabras y su tono tienen una precisión y una cadencia deliberada más apropiados para un guión que para una conversación casual. Hablar con él es, por tanto, una experiencia de lo más enriquecedora.

Fabulantes: Creemos que una de las cosas que hizo grande a El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller fue que se trató de una obra punk; que Miller estaba expresando ira contra aquellas cosas que sentía estaban mal en el mundo del cómic y en el mundo en general. ¿Diría usted que The Master Race comparte el mismo espíritu punk? ¿Están usted y Miller expresando ira hacia algo en particular?

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Brian Azzarello: Que si estamos expresando ira (se piensa la respuesta)… no de la misma manera. ¿Saben por qué? Porque somos viejos. La edad tiene cierta capacidad para suavizar la ira (ríe). Le quita la punta. Personalmente, creo que esa clase de rabia de la que ustedes hablan es algo reservado a los jóvenes. Frank tenía 29 años cuando hizo El regreso del Caballero Oscuro, por ejemplo. Pienso que el punk es para los jóvenes. Debería serlo.

El “punk viejo” es algo que no funciona, al menos para mí. Tengo ciertas preocupaciones que me causan enfado, por supuesto, pero no se trata de esa clase de enfado. Cuando uno se hace mayor, aprende el valor de la negociación (ríe). Política y esas cosas. Es un asco, sí, porque yo mismo fui punk una vez. Pero, eh, eso es para los jóvenesi.

F: En otras ocasiones, ha explicado que su método creativo consiste en inventar primero el final de la historia y luego ir trazando un argumento que conduzca a dicho final. ¿Es posible improvisar o introducir desarrollos orgánicos de guión en base a ese método?

B. A.: Claro. Miren, es como si se tratase de in viaje, ¿vale? Supongamos que voy a ir desde aquí (Madrid) a… no, supongamos que mi destino es Barcelona. Quiero ir a Barcelona desde aquí, ¿de acuerdo? Y voy a hacerlo andando. Bien, yo tengo mucho espacio para improvisar en ese trayecto. Hay muchas maneras de “llegar a Barcelona”.

Hay muchas maneras de llegar al final, pero es importante tener ese final ya previsto de antemano. Se trata sobre todo de la idea principal sobre la que se vehicula todo. ¿Cuál es el discurso? ¿Qué estoy tratando de decir con esta historia? Ése es el “final”. Quiero llevar a un personaje de “aquí” a “allí”, y es bueno saber qué es exactamente ese “allí” antes de empezar el camino.

Pienso que el punk es para los jóvenes. Debería serlo


F: Hemos podido leer el principio de
The Master Race y ha habido una cosa que nos ha llamado la atención: la prominencia de la Comisaria Yindel, un personaje secundario menor en El regreso del Caballero Oscuro. ¿Por qué precisamente este personaje?

B. A.: ¡Porque funciona! Todos los personajes que aparecen en la historia están ahí por una razón: porque funcionan. Yindel fue un personaje bastante importante en el cómic original, y volverá a ser importante en esta tercera historia. Lo que estamos haciendo es (se queda callado durante un largo momento)… creo que lo averiguarán cuando todo termine. Se trata de una especie de resumen de todo lo ocurrido en las dos primeras entregas.

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F: Sabemos que le gusta el personaje de Batman, pero, ¿qué opina de Superman, un personaje totalmente opuesto?

B. A.: Para empezar, creo que Bruce Wayne es mucho más interesante que Batman. Y respecto a lo de opuesto… ¿en serio lo es? Bueno, supongo que en cierto modo sí. Es la luz que se contrapone a la oscuridad de Batman. Pero, además de eso, yo diría que Batman tiene cierto punto anarquista que Superman no tiene. Él es más bien un idealista.

F: Hay quien dice que “Batman es un hombre que quiere ser un dios, mientras que Superman es un dios que quiere ser un hombre”. ¿Qué le parece?

B. A.: No estoy de acuerdo. Yo no creo que Batman quiera ser un dios. Para nada. Él pelea contra dioses, dioses literales. Pelea contra la autoridad en sí misma. Al menos eso hace en el universo del Caballero Oscuro.

Creo que Bruce Wayne es mucho más interesante que Batman

F: Hemos visto que entre sus influencias se encuentran Jim Thompson y David Goodis, ambos escritores de novela negra. ¿Cómo de grande es la distancia entre el género policíaco y el de superhéroes?

B. A.: No diría que muy grande. Es decir… los villanos son criminales y los superhéroes son polis disfrazados de payaso (ríe).

F: Ha manifestado en numerosas ocasiones que tiene ganas de tomarse un descanso para ir a pescar, cuando tenga el suficiente tiempo libre entre proyectos. ¿Ha podido hacerlo?

B. A.: No. Aún no. Quizá el verano que viene (esboza una sonrisa cansada). Me gustaría probar la pesca al vuelo. Aún no he tenido ocasión de hacer eso.

En el cómic, los villanos son criminales y los superhéroes son polis disfrazados de payaso

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Ésta es la portada alternativa que dibujó Frank Miller para el primer capítulo de The Master Race. Si bien mucha gente desprecia su estética y su pose anatómicamente absurda, nosotros reconocemos a un artista que sigue desafiando las convenciones de su medio para intentar transmitir unas sensaciones muy concretas. Frank Miller, le pese a quien le pese, nunca perderá su filo.

NOTAS:

i La actitud de Azzarello parece reflejar la del Miller actual, y sin duda se ve amplificada por el dibujo. Kubert y Janson optan por la opción más conservadora posible: basarse en el estilo que empleaba Miller en los primeros volúmenes de la obra original (viñetas de idéntico tamaño, florituras de composición que sirven para subrayar más que para explicar, etc.). El resultado es un cómic que “da la sensación” de ser una continuación del original sin llegar a ser la patada en el pecho que dibujó Miller en 1986. El lector puede ir olvidándose de presenciar un delirio visual semejante al de El contraataque del Caballero Oscuro (ECC Ediciones, 2001). No parece que la intención sea romper, pero aún es pronto para aventurar qué quieren decirnos Miller y Azzarello en esta tercera parte. Sólo sabemos que no es lo que quiso decir el primer autor hace treinta años.