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Fragmento de portada de Realidad Daimónica de Patrick Harpur, Editorial Atalanta.

Hace exactamente una década, Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo (Madrid, 1954), del linaje de los Alba, vendía su editorial Siruela y fundaba Atalanta en Mas Pou, en el Ampurdán geronés. Desde esa región, opera una de las editoriales de mayor compromiso fantástico de la cartografía editorial, fiel reflejo de las inquietudes de su creador. Precisamente, de Atalanta y de otra manera de entender la profesión de editor, trata esta parte de la entrevista.

(Foto de portada: www.elpais.com)

F. Atalanta está de aniversario. ¿Cómo surge la idea de fundar la editorial hace ya diez años?

J. S.: Hubo un momento de mi vida en que decidí cambiar. La editorial Siruela iba bien, con éxitos como El mundo de Sofía, gracias al cual llegamos a facturar un año mil millones de pesetas, pero ya no podía leer lo que me gustaba, ni todo lo que quería: tenía que dedicar casi todo mi tiempo a la editorial. Entonces decidí vender y retirarme al campo. Seguía trabajando en Siruela, aunque a menor ritmo, porque me desprendí de la coordinación y gestión comercial. Fue entonces cuando me di cuenta de que hoy en día se puede llevar una editorial desde cualquier lugar del mundo, por muy apartado que esté, y así decidí fundar con (mi esposa) Inka (Martí) una nueva editorial y dirigir todo desde nuestra casa ampurdanesa, evitando tener que ir a la feria de Frankfurt, o a cócteles o premios literarios. A nada de eso.

F: Atalanta fue una heroína griega clásica a la que se la considera precursora del feminismo. ¿La elección de ese nombre es una declaración de sus intenciones editoriales? Explíquenos cuál es el ideario de Atalanta y de sus colecciones.

J. S.: Atalanta se sustenta en base a tres conceptos o líneas editoriales, que tuve que idear para no perderme en el maremagnum de tantas ofertas que flotan en el aire hoy en día y no caer el cajón de sastre. Quería tener unos objetivos claros de actuación. Y las colecciones son: Ars Brevis, dedicada de una manera amplia a cualquier forma literaria breve: cuento, aforismo, incluso nouvelle. Memoria mundi, basada, como su nombre indica, en la memoria universal de la humanidad. Porque como la actualidad parece haber absorbido todas las categorías de la cultura y, gracias a los medios de comunicación, todo aquello que ahora no es noticia o no se vende masivamente no interesa, pensé que sería bueno hacer una colección que se opusiera a este olvido en el que estamos inmersos y retornar a la gran memoria del mundo en donde el lector pudiera encontrar nuevas reinterpretaciones de las antiguas culturas o descubriera grandes novelas asiáticas o libros europeos desconocidos. La tercera colección, Imaginatio Vera, es una manera de entender el mundo y la cultura a través de la imaginación, que aquí se convierte en una forma de conocimiento, todo lo contrario del escapismo, como es el caso de los mitos, por ejemplo, que tienen una segunda lectura hermenéutica.

F: Tomó la decisión de primar los cuentos y los voluminosos ensayos a las novelas. ¿Qué tiene de malo, o de arriesgado, publicar novela?

J. S.: No, es mucho más arriesgado lo que hacemos nosotros: publicar cuentos, ensayos o poesía. El motivo de no tener una colección dedicada a publicar novelas se debe a que todo el mundo anda en las misma salsa, y nosotros, que estamos fuera del cotarro y vivimos al margen de él, no podemos competir de la misma manera. De modo que lo mejor es sacar los conejos del propio sombrero, y, por otro lado, es la única forma de abrir nuevos cauces.

Hoy en día se puede llevar una editorial desde cualquier lugar del mundo, por muy apartado que se esté

F: Además, Atalanta no publica más de doce libros al año. ¿Es necesario ser pequeño para sobrevivir en el actual mercado editorial?

J. S.: Publicamos diez libros al año. Y no es necesario ser pequeño para sobrevivir. Aunque tienes menos gastos, al principio es más difícil empezar y hacerse notar, aunque este no era mi caso. Lo fundamental es tener las ideas claras y acertar en este juego, de la misma forma que el tahúr gana en el casino gracias a sus estrategias y a su intuición.

F: Las traducciones de Atalanta, como también las de Siruela, están muy cuidadas. ¿Cree usted en la “autoría” de los traductores? ¿Qué puede decir a aquellos que consideran toda traducción un acto de traición?

J. S.: Sin duda, los traductores son personas muy valiosas en una editorial. Las traducciones suponen un pilar muy importante y yo siempre he sido muy obseso de ello. Pero, además de buenos, han de ser también elásticos y aceptar de buen grado las correcciones que pueda realizar la editorial de sus textos. Seis u ocho ojos ven siempre más que dos. Borges decía que publicamos los libros para no seguir corrigiéndolos.

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F: ¿Lee usted cómics? ¿Qué opinión le merecen? ¿Veremos algún ensayo relacionado con el noveno arte en Atalanta?

J. S.: No leo cómics desde hace muchos años. He visto algunos de gran calidad, pero de ahí a que sean «el noveno arte»… La pretendida horizontalidad de nuestros días resulta a veces muy pretenciosa. ¿Cómo comparar el Ulises, un lienzo de Rothko o La consagración de la primavera de Strawinsky con un cómic? Es de sentido común.

F: A propósito de la piratería en Internet, dijo: “Las grandes compañías (editoriales) tampoco quieren reforzarse económicamente para afrontar problemas con la piratería”. ¿Por qué razón? Y las pequeñas como Atalanta, ¿qué medidas adoptan?

J. S.: No recuerdo haber dicho eso. Nosotros la única medida que hemos tomamado es la de no facilitar la piratería publicando formatos electrónicos. Aunque si no hacemos ebooks es sobre todo por coherencia. Defendemos el libro real y sensual frente al texto virtual y la sensación eléctrica que transmite.

No es necesario ser pequeño para sobrevivir. Aunque tienes menos gastos, al principio es más difícil empezar y hacerse notar. Lo fundamental es tener las ideas claras

F: Asegura que es muy posible la convivencia entre el papel y lo digital. ¿De qué manera?

J. S.: Por supuesto. La pluralidad es el presente y será el futuro. Cuando apareció el ebook mucha gente creyó que era como el paso del barco de vela al de motor, y se apuntó rapidamente a un nuevo triunfo inexorable del progreso, como si por no hacerlo fueras un carca fuera de época. Y nada es más vano e irreal, como se está demostrando. Porque de ser esto cierto, y en ello nadie quería reparar, la cultura estaría en manos dos compañías, lo cual sería peligrosísimo. Yo estoy a favor de la diversidad; el libro de papel, además de ser un soporte de uso perfectamente idóneo, puede seguir mutando a lo largo del tiempo, adaptándose a las nuevas corrientes estéticas de cada momento sin ningún problema. Es el contenido y no el medio en lo que debemos poner el acento.

F: ¿Qué le gustaría publicar y no ha podido todavía? ¿Y qué le gustaría publicar y cree que no podrá?

J. S.: Bueno, algo así no se puede decir en el mundo editorial. Los editores somos muy celosos con las bolsas de caramelos que hay escondidas bajo la butaca… Pero, me hace mucha ilusión publicar estas navidades la obra completa bilingüe de Rimbaud, con todos sus poemas y sus cartas y algunos dibujos y fotografías. Y el libro más difícil, que sigue secuestrado por la editorial del gobierno venezolano, a causa de un contrato mal hecho con su viuda, es Los mitos griegos de Karl Kérenyi.

F: ¿Cuál ha sido su mayor “alegría literaria”? ¿Y su mayor alegría como editor?

J. S.: En los últimos años, La historia de Gengi de Murasaki Shikibu, del cual hemos vendido más 15.000 ejemplares. Algo inaudito en un libro tan minoritario y refinado.

F: Mas Pou, su refugio en el Ampurdán, el centro neurálgico de la editorial Atalanta. ¿Por qué decide refugiarse allí?

J. S.: Es un lugar estupendo para retirarse. El paisaje y el clima son amables y la gente discretísima.

El libro de papel, además de ser un soporte de uso perfectamente idóneo, puede seguir mutando a lo largo del tiempo, adaptándose a las nuevas corrientes estéticas de cada momento sin ningún problema. Es el contenido y no el medio en lo que debemos poner el acento

F: Ha sacado usted la que es la antología definitiva sobre el vampiro, que ha reeditado en numerosas ocasiones. ¿Qué tiene de fascinante el vampiro (literario)? ¿Cuál es su cuento –y decimos cuento porque creemos que es la forma idónea para “reivindicar” a a criatura de vampiro favorito, aquel que recomendaría leer siempre de noche?

J. S.: Creo que el vampiro y el ser mecánico o artificial, que proviene de Frankestein o de La Eva futura de Villiers, son los dos mitos modernos por autonomasia. El vampiro aúna el deseo y la sexualidad con el miedo a la muerte. Una mezcla explosiva. Drácula es para mi una obra maestra de la imaginación. Sin embargo, hay un cuento seminal, atribuido a Tieck, que se publicó en 1800, que se titula No despertéis a los muertos, que desprende una gran energía numinosa.

F. También ha sacado una Antología universal del cuento fantástico, con un excelente prólogo en el que defiende la selección realizada en función de sus gustos como lector. ¿Qué busca exactamente usted al leer literatura fantástica?

J. S.: Disfrutar, sobre todo, y de paso aprender algo sobre literatura. La literatura fantástica es capital en los últimos dos siglos. Estoy convencido que no pocos de nuestros futuros clásicos serán obras de literatura fantástica, aunque en su época se tomaran a la ligera, por ser poco intelectuales o comprometidas, cuando lo que se ponderaba entonces ya no se puede leer. En cambio, todo lo auténticamente narrativo, si su estilo no envejece, conserva la juventud eterna.

F: Sus proyectos editoriales se han distinguido por incorporar una línea vinculada con la mitología, la espiritualidad y las religiones. Una línea, además, cada vez más vinculada a las culturas orientales ¿Puede la desculturización de Occidente ser una de las causas que nos lleva a ser cada vez más sensibles al mensaje espiritual de las culturas orientales?

J. S.: El problema con esto es: ¿qué se entiende por “mensaje espiritual”? La palabra “espiritual” está ya contaminada por un sinfin de pseudoreligioes etc. Lo que me interesa con respecto a ello es que estamos vivendo una verdadera mutación de concienacia, un cambio de época, y creo que este cambio supone el fin del modelo materalista restrictivo, que surge con Descates, Bacon y Newton. La física cuántica, la psicología analítica o la moderna historia de las religiones reperesentan ya en el siglo XX un giro absoluto en cuanto a relectura de la realidad física, de la psique humana o las religiones del pasado. La línea de ensayos de Atalanta se adhiere a este cambio, que ya no es progresivo, como en el siglo XIX, sino retroprogresivo, – el término lo acuñó Salvador Paniker- es decir, que evolucionar no significa solamente innovar sino al mismo tiempo asimilar nuestro pasado, comprender toda la antigua sabiduría que, por otro lado, tiene muchos puntos en común con las visiones más nuevas..

F: En su opinión, ¿hacia dónde camina Occidente? ¿Coincide con los más escépticos, aquellos que hablan de la muerte de la cultura occidental por la pérdida de valores, o con los más esperanzados, aquellos que afirman la capacidad de Occidente para completar sus ausencias morales tradicionales con nuevos valores propios?

J. S.: Como siempre sucede, no hay una visión o dirección en el mundo. Junto a situaciones verdaderamente catastróficas, surgen a la vez no pocas reacciones esperanzadoras. Pero si repasas la historia humana, te das cuenta de que es una continua sucesión de catástrofes, y siempre hemos salido de ellas. Sin embargo, lo inquietante de nuestro tiempo es que los medios tecnológicos que tenemos a nuestro alcance son gigantescos y eso hace que los problemas o daños que podamos causar tengan ahora una dimensión universal.

La literatura fantástica es capital en los últimos dos siglos.

F: Nos preocupa cómo han caído las tasas de lectura. Se lee menos y menos títulos. ¿Cómo cree que podría afectar esto al sector?, ¿y a Atalanta?

J. S.: Bueno, nosotros publicamos, principalmente, ensayos, cuentos y poesía, o larguísimas novelas antiguas inéditas. Tenemos una vocación minoritaria, exigente. Lo cual no quiere decir que nuestros libros sean aburridos. Mi lema es: no te aburras, ni aburras al prójimo. Y quizá, debido a ello, nos va bien. Uno puede hacer libros para pocos o para muchos, pero si tienen un espacio en la demanda del público cultural, la cosa funciona.

F: ¿Es posible cambiar esta tendencia?

J. S.: No se trata de cambiar las cosas. Cualquier cosa tiene un lugar en el mundo. La cosa es encontrar la manera de hallarlo.

Mi lema es: no te aburras, ni aburras al prójimo. Y quizá, debido a ello, nos va bien.

F: ¿Cree que, en el actual contexto de desculturización social, todavía hay esperanza en que los proyectos de las pequeñas editoriales se mantengan en el tiempo o, por el contrario, piensa que su viabilidad puede verse amenazada a medio o largo plazo?

J. S. : Creo en la diversidad y en la capacidad creativa de las pequeñas editoriales. Y detesto los lloriqueos.

F: Su labor de editor no se limita tan sólo a sugerir autores y obras sino a embellecer los libros. ¿Qué es lo que más le gusta del libro como objeto?

J. S.: Buscar autores y traductores, revisar traducciones, coordinar procesos, escribir solapas, diseñar cubiertas e interiores y, finalmente, lo que menos me gusta es promocionar las obras que has visto crecer paso a paso. La vida del editor artesanal no es ociosa. Sólo es posible llevar este ingente esfuerzo a cabo si uno disfruta con ello. Y yo disfruto muchísimo haciendo los libros. Por eso vivo retirado del mundo, dedicado junto a mi mujer a este maravilloso oficio intelectual artesano.

F.: Francisco Tario, Yasutaka Tsutsui y Robert Aickman son tres de los más destacados autores “Atalanta”. ¿Qué puede decirnos de cada uno?

J. S.: Creo que tanto Tario, en lengua española, como Aickman en lengua inglesa, eran dos nombres claves que faltaban por conocer de la literatura fantástica. Tsutsui es la versión cómica y gamberra de la literatura japonesa, que para mi satisfacción tuvo buenísimas críticas. Te ríes mucho con sus ocurrencias, y eso me parece literariamente muy difícil. En cualquier caso, todos ellos son autores de feliz invención y gran originalidad.

Disfruto muchísimo haciendo libros

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Jacobo Siruela e Inka Martí (foto www.revistavanityfair.es).