Terry Pratchett (Beaconsfield, Inglaterra, 1948) publicó El color de la magia en 1983. Se trata de la primera novela de Mundodisco, una caricatura de la fantasía heroica post-Tolkien que surge (en palabras de su autor) «como antídoto contra todas esas trilogías cuyos nobles héroes se afanan […] en hacer aquello que el destino ha decretado.» La incesante serie de gags que conforma las aventuras del cobarde echicero[1] [sic] Rincewind y el turista Dosflores tuvo su continuación en La luz fantástica (1986): al final de la novela Rincewind se queda en la Universidad Invisible y Dosflores vuelve a casa. ¿Y Pratchett? Pratchett siguió ambientando historias en el Mundodisco, y lo que había nacido como una humilde sátira posmoderna fue evolucionando hasta convertirse en una fusión genial de humor y fantasía que trasciende ambos géneros, una saga inmensamente popular que abarca ya cuarenta novelas. La decimoséptima es Tiempos Interesantes (1994; DeBolsillo, 2006), y me gustaría hablarles de ella.
Mundodisco es un tablero de juego para dioses, y la novela que nos ocupa arranca precisamente con una partida entre la Dama —personificación antropomórfica del azar— y Sino.
—Pero jugaremos sin dados —dijo [Sino]—. No me fío de ti con los dados. Los tiras a sitios donde no puedo verlos. Jugaremos con acero, táctica, política y guerras.
La Dama asintió.
Están en juego las suertes del Imperio Ágata, parodia de la China imperial con toques de Japón feudal y alzamiento popular en ciernes. Si los comunistas de la Larga Marcha contaban con los escritos del camarada Mao, el Ejército Rojo agateano tiene como libro de cabecera un texto mucho más subversivo: se titula Lo Que Hice En Mis Vacaciones y lo escribió Dosflores al volver de sus viajes, primer y último turista del Imperio Ágata. Sus historias sobre la anárquica pero próspera Ankh-Morpork son un revulsivo para un campesinado oprimido, sumiso y patológicamente dócil. Por lo tanto… ¡Avance Juicioso! ¡Suerte Adicional al Cometido del Pueblo! ¡Desaparición Prematura de las Fuerzas de la Opresión!
Sino tiene todas las de ganar porque siempre está del lado de los poderosos. Lord Hong, Visir Imperial, manipula los acontecimientos desde las sombras y planea aprovechar la revolución para hacerse con el trono. Pero la Dama hace trampas y sus fichas juegan con sus propias reglas: el anciano Cohen el Bárbaro y sus no menos ancianos compañeros (la Horda de Plata) han sobrepasado la Gran Muralla y pretenden dar un último gran golpe antes de jubilarse. Y aunque nadie haya visto a Rincewind desde el final de Eric (1990), sabemos que no tardará en aparecer: por alguna razón el Imperio Ágata exige que Ankh Morpork les envíe de inmediato al «Gran Echicero» [resic]. Muy a su pesar, el mago más incompetente del Mundodisco va a verse envuelto en otra aventura; para alguien que atesora cada instante de aburrimiento, no hay nada peor que vivir en tiempos interesantes.
Rincewind es el favorito de la Dama, pero no de su autor. Eternamente razonable y por lo tanto cobarde, carece de la profundidad de personajes como Yaya Ceravieja o Samuel Vimes, más populares entre los lectores. En el fondo no deja de ser una reliquia del «viejo» Mundodisco, de cuando la sátira era más importante que la trama y Pratchett todavía no había pulido su estilo de escritura. No obstante, hay algo muy valioso y auténtico en la pureza de su instinto de conservación, en su pesimismo crónico y en su aura de perdedor. Rincewind está de vuelta de todo porque ha huido de todo.
—Pero hay causas por la que vale la pena morir —dijo Mariposa.
— ¡No, no las hay! ¡Porque uno solamente tiene una vida pero puede elegir cinco causas nuevas en cada esquina!
—Por todos los dioses, ¿cómo puedes vivir con una filosofía como esa?
Rincewind tomó aire.
— ¡Continuamente!
Además de ser una parodia de las convenciones más manidas del género, Mundodisco es una vía para abordar algo mucho más parodiable: nuestro propio mundo. En Tiempos Interesantes, el pragmatismo de Rincewind es el contrapunto humorístico al idealismo de unos revolucionarios que, como todos los revolucionarios, se toman demasiado en serio a sí mismos. Se intuye además en esta novela cierto escepticismo hacia las Grandes Causas y su capacidad para mejorar la vida de la gente de a pie, un escepticismo amable y muy inglés que puede llegar a pasar desapercibido por el tono marcadamente cómico de la narración. Cabe mencionar que ocho años después Pratchett volvería a escribir sobre revoluciones en la magnífica Ronda de Noche (2002), una novela mucho más oscura en la que este escepticismo no pasa desapercibido en absoluto.
Podría darles muchas razones para leer Tiempos Interesantes. Es una recomendación de Fabulantes, eso para empezar. Y es de las mejores novelas de Rincewind, uno de los personajes más emblemáticos de la literatura fantástica universal. También podría decirles que, como todas las novelas de Pratchett, distorsiona la realidad para que —paradójicamente—podamos verla con más claridad. Pero si tuviera que darles solo una razón, les invitaría a leerla porque, sencillamente, les hará reír.
Que no está nada mal.
NOTAS:
[1] A Rincewind la magia y la ortografía se le dan igual de bien.