Cuatro autores pioneros de la literatura rusa llegan por primera vez a España para explicar el origen de la ciencia-ficción en el este de Europa. Visionarias y comprometidas, la media docena de obras de Apjutin, Infántiev, Briúsov y Mintslov son una ventana al siglo XIX en Rusia.

«Trabajadores espaciales socialistas». Ilustración realizada por Gennady Golobokov, 1973.

«¡Ahora juzguen ustedes mismos lo que supuso para la humanidad la irreparable pérdida de este laborioso científico!…» (Porfiri P. Infántiev, En otro planeta)

Música de viento para la literatura. La ciencia-ficción es un género que en el siglo XXI crecerá como un acordeón: hacia el futuro el diapasón tocará nuevas melodías, con más autores, más relatos y más temas; y hacia el pasado se estirará y bamboleará para recuperar obras inéditas que ayuden a construir una historia de la ciencia-ficción universal. En este movimiento melódico, la colección Rara Avis de Alba Editorial puso sus primeras notas a principios de este año al compás de La cabeza del profesor Dowell, de Aleksandr R. Beliáiev, y afinó también con Pioneros de la ciencia ficción rusa, una selección de cinco relatos en la que nos centraremos hoy.

Alberto Pérez Vivas es el traductor de Alba en los dos tomos y el encargado de seleccionar la media decena de novelas cortas que forman el volumen de los pioneros. Gran trabajo el suyo y valiente gambito editorial de Alba para cartografiar la cara Este del iceberg de la ciencia-ficción europea en el siglo XIX. Gracias a este esfuerzo, cuatro autores transversales en la literatura rusa llegan por primera vez a España: Alekséi N. Apujtin (1840-1893), aristócrata íntimo amigo de Chaikovski; Porfiri P. Infántiev (1860-1913), etnógrafo y periodista revolucionario; Valeri Y. Briúsov (1873-1924), traductor de Verlaine, Mallarmé y Edgar Allan Poe, y exponente del simbolismo en su país; y Serguéi R. Mintslov (1870-1933), arqueólogo literario de origen lituano.

Sin embargo, existe un problema cuando se levanta la piedra de los pioneros rusos de la ciencia-ficción: por curiosas que nos parezcan sus obras, por comprometidas que sean, por visionarias que nos resulten, si decidimos investigar un poco siempre las encontraremos huérfanas. Es cierto que Beliáiev está considerado el Jules Verne del Este de Europa y que los cuatro autores de la antología que nos ocupan son los hermanos mayores de Zamiátin, Bogdánov y Alexéi Tolstói (autor de Aelita), pero si miramos hacia atrás, en los albores del siglo XIX se levanta una gran figura de la que beben todos los demás: Alexander Veltman, un apátrida editorial.

Veltman, tristemente inédito en España, nació en 1800, poco después de que Napoleón arrasara en Marengo. Con 33 años publica 3448 d.C.: un manuscrito por Martin Zadek, una utopía en la que un hombre avanza 16 siglos en el tiempo hasta llegar al imaginario país de Bosforania. Tan sólo dos años después, el verdadero pionero de la ciencia ficción rusa lanza a otro de sus personajes en un viaje temporal, aunque esta vez al pasado, a la Macedonia de Alejandro Magno, en Los ancestros de Kalimeros: Alejandro, hijo de Filipo de Macedonia.

Lo que nos propone Alba es alejarnos tibiamente del siglo XX, pero sin perder de vista la orilla. Todos los relatos que comprenden Pioneros de la ciencia ficción rusa están escritos en un margen de 15 años, dentro de la horquilla del cambio de siglo. Apujtin abre el volumen con «Entre la vida y la muerte», un cuento inteligente que juega con la experiencia más inmediata después de la muerte. Infántiev continúa con «En otro planeta», casi una novela corta inundada por el sentido de la maravilla, en la que un joven terrícola se traslada al cuerpo de un marciano y visita, como en la barraca de un mago de feria, todo tipo de paisajes e ingenios que se adelantan, con cierto tino, a su época. La antología la cierra «El misterio de las paredes», de Serguei R. Mintslov, una historia que gira alrededor de una especie de botella de Leyden que condensa la energía de los sucesos que han ocurrido en un determinado lugar y los repite a través de una suerte de proyector.

Valeri Y. Briúsov

Valeri Y. Briúsov
Valeri Y. Briúsov, exponente del simbolismo ruso y traductor de Poe y Mallarmé.

Pero sin duda el más interesante de este póker de autores es Briúsov, responsable de las dos historias más complejas del volumen. La primera, «La montaña de la Estrella«, presenta a un aventurero colonizador, estoico y descreído, que se embarca de forma accidental en la búsqueda de una civilización perdida en mitad de un desierto. Rápida, moderna y valiente en su planteamiento, como salida de la pluma de un Robert E. Howard decimonónico, la narración evoluciona desde la piel de un Conan sin escrúpulos hasta convertirse en un Romeo Montesco condenado. El segundo relato de Briúsov, y quizá el más sorprendente de todo el volumen, es «La República de la Cruz del Sur», crónica del desastre de un estado socialista situado en la Antártida. Una extraña enfermedad, la “manía contradicens”, afecta a los ciudadanos de una utopía de trabajadores en el polo Sur. Como si de una epidemia zombi se tratara, la enfermedad se va extendiendo sin remedio destrozando los mecanismos básicos de la sociedad.

Si en ocasiones la ciencia-ficción soviética puede resultar atractiva por ser el resultado de un tiempo misterioso visto de Occidente, idealizado y satanizado a partes iguales, para los escritores que encontramos en el tomo de Rara Avis, la Unión Soviética era una utopía en sí misma. Revolucionarios en su forma de concebir el mundo, tan sólo dos de los cuatro llegaron a conocer el estado comunista y sólo uno de ellos, Mintslov, vivió el totalitarismo de Stalin.

Al igual que hiciera con Beliáiev, Alba ensancha una vez más los horizontes literarios de los hispanohablantes con cinco novelas cortas que engrandecen la comprensión del final de la Rusia zarista.

El lector que se quede con ganas de conocer más, tendrá que calarse el Fedora y guardar en su maleta el revolver y el látigo, porque los siguientes pasos para adentrarse en la ciencia ficción rusa pasan por encontrar una recopilación de Jacques Bergier, Lo mejor de la ciencia ficción rusa (1965), publicada en España por la editorial Bruguera. Toda una piedra Sankara de arqueología literaria.

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