Los humanos —dijo Maisklin—. Debemos hablar con ellos.

¿Eh?

En el fondo, ellos desean creer realmente en… Quiero decir, se pasan todo el rato inventando historias sobre cosas que no existen. Creen que no existe nadie más en el mundo. Nosotros nunca hemos creído tal cosa; siempre hemos sabido que existían los humanos. Pero ellos están terriblemente solos y no lo saben. —Hizo un vago gesto con las manos y añadió—: es sólo que creo que podríamos llevarnos bien con ellos.

Terry Pratchett El Exodo de los gnomos  María Emege

Terry Pratchett El Exodo de los gnomos  María Emege
Gnomos revoltosos y revoloteadores, pícaros siempre. María Emegé los imagina de una manera menos gamberra, más entrañable, que la habitual de los ilustradores comunes de la obra de Terry Pratchett
Ilustración realizada por María Emegé, para Fabulantes.

En un agujero en el suelo, vivía un gnomo. No se trata de un agujero con una puerta redonda pintada de verde, paredes de madera, mobiliario elegante, suelos alfombrados y despensas bien surtidas: es un agujero gnomo, y eso significa que es frío, triste, oscuro y que en el mejor de los casos para cenar hay rata. El gnomo en cuestión se llama Maisklin, y malvive con su tribu —últimos vestigios de una especie en vías de extinción— en los ángulos muertos de un mundo que, aun siendo nuestro, a diez centímetros del suelo deja de resultarnos familiar para convertirse en un lugar tan extraño y sorprendente como, digamos, una tierra plana que cruzara el éter sobre cuatro elefantes a lomos de una tortuga estelar. Pero aunque no esté ambientada en el Mundodisco, El Éxodo de los Gnomos (1996) contiene todos los elementos* que hacen de Sir Terry Pratchett (Beaconsfield, Inglaterra, 1948) un maestro de la fantasía, el humor y el lenguaje.

truckers Terry Pratchett

truckers Terry Pratchett
Portada de la edición inglesa de Camioneros, ilustrada por el mítico Josh Quirby. Uno de los gnomos es una caricatura de Terry Pratchett, ¿lo identifican?

Empeñados en sobrevivir, Maisklin y sus compañeros descubren los grandes almacenes Arnold Bros, en los que miles de sus congéneres (¿qué significa mil?, pregunta Maisklin) viven cómodos y felices de espaldas al Exterior. Pero esta existencia despreocupada va a llegar a su fin, pues los recién llegados traen consigo un talismán al que llaman la Cosa, un pequeño cubo metálico que ha ido pasando de gnomo a gnomo desde tiempos inmemoriales. Tras milenios de hibernación, la Cosa se reactiva: se trata de la Inteligencia Artificial de una nave de exploración gnoma que se estrelló en nuestro planeta cuando los humanos todavía correteaban por ahí en taparrabos. Los descendientes de la tripulación de aquella nave han olvidado que su verdadero hogar ni tan siquiera se halla en esta galaxia, pero Maisklin va a llevarles de vuelta a casa. Y más vale que se de prisa, porque la Tienda va a ser demolida en menos de un mes.

Timun Mas publicó en 1996 El Éxodo de los Gnomos en su formato original, esto es, una trilogía de tres pequeños volúmenes (Camioneros, Cavadores y La Nave); la edición ómnibus de 2008 los recoge en un solo tomo. ¿Es literatura juvenil? En efecto, lo es. Pero si usted ya no es un joven imberbe —o no lo fue nunca— no se preocupe, porque la gesta de estos gnomos le arrancará más de una carcajada sea cual sea su edad. Pratchett es un sagaz observador de la naturaleza humana, y al describir la idiosincrasia de los gnomos (o las costumbres de la Universidad Invisible, o ley y el orden en Ankh Morpork, etc.) no hace sino ironizar sobre aquellos aspectos de nuestra realidad que —para bien o para mal— mejor nos representan. Destacada voz en el seno del humanismo inglés, pocas nociones le atraen más que la dicotomía fe-razón, y en pocas de sus novelas (seguramente Dioses Menores, 1992) aborda este concepto con tanta elegancia, hilaridad y perspicacia como en la obra que nos ocupa.

 […] Hay que interpretar esos Rótulos —replicó Gurder—. Una vez hubo uno que decía «Oferta Bomba» y no vimos que ofrecieran ninguna bomba.

¿Qué dicen los demás Rótulos? —preguntó Maisklin. La idea de que Todo se Liquidará Definitivamente era demasiado horrible de considerar.

Ese de ahí dice «Fin de Existencias» —dijo el guía—. Pero éste aparece cada año. Es el modo que tiene Arnold Bros (fund. en 1905) de decirnos que debemos llevar una vida virtuosa porque todos hemos de morir algún día. […]

Los gnomos de la Tienda toman como textos sagrados los rótulos y carteles que les rodean: no cabe duda de que su culto a Arnold Bros (fund. en 1905) es una invitación a la reflexión mucho más efectiva y jovial que cualquier diatriba condescendiente de Richard Dawkings. Pratchett es demasiado honesto como para no reflejar en su novela los aspectos positivos de la religión, pero parafraseando a uno de sus personajes, aunque la ciencia y la religión expliquen lo que sucede a nuestro alrededor, la ciencia es mejor porque cuando se equivoca ofrece unas excusas más comprensibles.

Pratchett

Pratchett
Sir Terry Pratchett (1948), el autor más robado de Inglaterra. Un título que el escritor prefiere al de Sir.

Líder reticente del éxodo, Maisklin tiene que conseguir que los gnomos dejen de lado sus rencillas, colaboren los unos con los otros y abandonen la Tienda. Y esto no va a ser fácil, porque si Arnold Bros (fund. en 1905) puso Todo Bajo un Mismo Techo, la existencia del Exterior es como mínimo cuestionable. Es una suerte que cuente con la ayuda de Grimma y la Abuela Morkie, que pertenecen a su tribu y saben que hay un Ahí Fuera porque vienen de Ahí Fuera. Y la de Angalo de Mercería, el fanático de los camiones; Dorcas de Embutidos, el inventor; Gurder, el monje de Artículos de Escritorio. Y muy especialmente la de la Cosa, que se revela como uno de los mejores personajes jamás creados por Pratchett y aporta los diálogos más divertidos de la trilogía (a pesar de no estar programada para procesar humor). Juntos, Maisklin y sus compañeros intentarán ampliar los horizontes de la civilización gnoma, que pasará en cuestión de meses del feudalismo a la meritocracia, del oscurantismo a la alfabetización, de los entresuelos de la Tienda al Exterior. Y eso es sólo el principio.

Cuenta Pratchett en La Nave que en algunas especies de bromelias el agua se condensa en el centro de la flor formando un pequeño charco, universo de unas minúsculas ranas que nacen, viven y mueren dentro de los confines de sus pétalos. El viaje de unas cuantas ranitas intrépidas hacia otra flor es una clara metáfora de la odisea de los gnomos, y es por eso que en Estados Unidos a esta trilogía se la conoce como The Bromeliad Trilogy. Cuando el lector termine El Éxodo de los Gnomos (apuesto que con una sonrisa en la cara) es muy posible que se pregunte si las aventuras de los gnomos no son quizá un reflejo del devenir de nuestra propia especie: si bien es cierto que nuestro hogar está aquí mismo, en la Tierra, Terry Pratchett tiene siempre presente que nuestros horizontes se ampliaron por primera vez cuando empezamos a caminar erguidos… y no han dejado de expandirse desde entonces.



*  Menos sus distintivas notas a pie de página. En El Éxodo de los Gnomos las únicas anotaciones que encontrará el lector son las del desaparecido Hernán Sabaté, cuya traducción resulta bastante correcta.